En octubre, un equipo de Arcsa encontró 400 litros de licor artesanal en Machala. Foto: Cortesía Arcsa
El fin de año se acerca. La cuenta regresiva termina con un brindis. ¿Pero qué clase de bebida se consume? ¿Cuál es el origen? Investigaciones realizadas muestran que en estas festividades las bandas que fabrican licor artesanal se activan con fuerza y aprovechan para aumentar la venta de este producto nocivo para la salud y potencialmente mortal.
Usan redes de apoyo para trasladar el líquido desde los centros de fabricación; emplean contactos para evadir los controles y recurren a otras personas quienes se encargan de expender las botellas en los comercios, centros de diversión nocturna y en eventos públicos como conciertos.
Daniela Valarezo, intendenta de Policía de Pichincha, explica que estos grupos operan en dos modalidades. La primera funciona así: comercializan bebidas alcohólicas sin sellos, sobre todo las conocidas como ‘puntas’. La segunda modalidad es falsificar las etiquetas para simular que el producto cumple con los parámetros de control: registro sanitario, sello de importación y certificado de pago de impuestos.
“Es importante que la gente sepa cómo reconocer una botella de licor adulterado, porque están en juego su salud y su vida”, dice la funcionaria.
En Manabí se reportó un caso de intoxicación por ingesta de licor adulterado. El hecho ocurrió en marzo pasado. Tres jóvenes de 26, 28 y 35 años murieron luego de haber comprado unas bebidas en una tienda de su barrio, en Pedernales.
Tras el fallecimiento, la Policía allanó la tienda y encontró tres canecas llenas de licor artesanal. En los análisis se determinó que el producto tenía una alta concentración de metanol o alcohol metílico.
Este químico es de uso industrial y se encuentra en productos de limpieza, anticongelantes, pinturas y barnices.
Para evitar que estos hechos ocurran en Pichincha, la Intendencia incrementó este mes en un 20% el número de operativos. La idea es frenar el expendio del producto adulterado.
La entidad organiza brigadas y junto con la Policía y personal de las comisarías visita discotecas, ferias de comidas, conciertos, tiendas y otros centros de expendio.
De junio al 15 de diciembre se han realizado 3 450 operativos contra la venta de licor artesanal. 1 459 acciones se emprendieron en centros de diversión, 930 en viviendas privadas y el resto en espacios públicos.
La Policía ha detectado que los comercios pequeños, ubicados en barrios residenciales de Quito, sirven como puntos de expendio. Estas se localizan cerca a los centros educativos.
Los agentes señalan que las botellas de 250 mililitros son vendidas en USD 1 y 1,50.
El 23 de diciembre, la Intendencia de Pichincha hizo un operativo en locales. Foto: Intendencia de la Policía de Pichincha
“Por el bajo costo, los chicos toman este licor que se prepara en casas sin ningún control y con un alto riesgo de terminar intoxicados”, dice un agente de la Policía de La Mariscal.
En este barrio, del centro-norte de la capital, se encontró un local donde se vendía licor adulterado. El operativo se realizó en abril pasado.
En esa acción, las autoridades hallaron 84 botellas con sellos adulterados que iban a ser vendidas al público. Además, en el baño, cerca a la basura, se descubrieron más envases de cristal que iban a ser llenados con el licor artesanal y agua.
En otro cuarto había fundas con colorante, etiquetas y alcohol metílico en bidones.
Otra de las razones por las que la gente recurre al licor falso es por su bajo costo que puede ser hasta del 50% del valor regular. Es decir, una botella de whisky que en el mercado legal cuesta USD 50, una falsificada puede costar hasta USD 25.
Una vez que la persona bebe el contenido puede experimentar los primeros síntomas. Estos son dolor de cabeza, visión borrosa, dificultad para respirar, dolor intenso de estómago, que puede llegar a la ceguera, un coma o la muerte. Así lo indica la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), otra entidad que incrementa los controles en diciembre.
Para estas festividades, las autoridades recomiendan que las familias adquieran la bebida en un negocio formal, pues las redes de expendio de este producto aprovechan las ferias masivas y las vías públicas para ofrecer el producto.
En octubre pasado, la Arcsa encontró 400 litros de licor artesanal en un local comercial, en Machala-El Oro. Las botellas lucían como nuevas, con sus cajas intactas, pero no tenían registro sanitario.
Debido a los controles que las autoridades realizan, las bandas también optan por vender las botellas a través de plataformas de redes sociales, en donde los clientes no tienen la posibilidad de revisar el origen de los productos.