En los mercados de Quito hay vigilantes civiles que dan seguridad a los usuarios. Foto: EL COMERCIO.
La venta de droga y el robo a personas son delitos que con frecuencia se cometen en las afueras de los mercados. Así lo indica el Municipio de Quito y la Policía Nacional en una publicación realizada hace 13 días.
De hecho, los agentes que patrullan esos sitios conocen de esos ilícitos. Ellos han investigado y señalan que en las plazas operan bandas familiares que se dedican tanto a la venta de marihuana y pasta base de cocaína como a los robos de teléfonos celulares y carteras.
Las autoridades afirman que los mercados son resguardados, pero los administradores de esos complejos tomaron sus propias medidas de seguridad.
Por ejemplo, en San Roque (Centro Histórico de Quito) las puertas están custodiadas por guardias privados. Ellos siempre llevan un machete en sus manos. Uno de los cuidadores contó que en seis meses ha tenido más de 15 enfrentamientos con las bandas. Todos para evitar que las puertas del mercado se vuelvan puestos de microtráfico o que los compradores sean víctimas de asaltos.
El martes pasado, mientras el vigilante conversaba con un equipo de este Diario, afuera en la calle cuatro policías motorizados llegaron y detuvieron a tres jóvenes. A la misma hora, en otra esquina cercana, tres agentes también revisaban las mochilas y bolsos de tres hombres y tres mujeres. Ellos eran acusados de asaltar a una persona minutos antes.
Los uniformados que actuaron en esa inspección señalaron que los asaltos y la venta de droga son los problemas más graves que tiene ese mercado. Sin embargo, esos ilícitos no solo se cometen en San Roque.
De los 54 mercados que hay en la capital, en al menos siete plazas operan bandas delictivas, según agentes. Entre los más conflictivos están San Roque, Chiriyacu, Las Cuadras, Cotocollao, Iñaquito, Central y Santa Clara. Este Diario recorrió cinco de ellos y en todos, los dirigentes y comerciantes dijeron tener inconvenientes.
Por ejemplo, la Policía investiga a un grupo de personas que supuestamente utilizan niños para vender estupefacientes a estudiantes en bolsitas pequeñas. Los comerciantes que trabajan en ese lugar evitan hacer comentarios sobre ese grupo.
Tienen miedo de ser golpeados si delatan a los expendedores. Un vendedor en voz baja dijo que todos forman parte de una familia, de inmediato se retiró. Eso lo corroboran agentes de la unidad de antinarcóticos.
Ellos han indagado que los mercados son territorios de bandas familiares. En caso de que los cabecillas sean apresados, el poder lo toman otros parientes pero no dejan de vender. Algo similar ocurre en el mercado Chiriyacu, al sur de la ciudad. Allí, guardias privados resguardan con toletes las entradas de esa plaza.
No obstante, eso no ha impedido que las mafias de microtráfico operen en los alrededores. Hace cinco días, uno de los comerciantes contó que en las esquinas venden marihuana. El vendedor mostró cómo un hombre vestido con una chompa negra y una gorra azul, en menos de cinco minutos, se subió a cuatro vehículos que pararon frente a él.
Cuando dos policías motorizados pasaron por el lugar, el último carro arrancó. Los investigadores indican que en los mercados las mafias venden marihuana. Los pequeños bultos se ofertan entre USD 1 y 2. Durante el primer semestre de este año, la Policía decomisó 1 353 771 gramos de esa droga que estaba destinada para el microtráfico.
Además, las ferias por ser lugares con gran afluencia de gente, son aprovechadas por los sospechosos para huir y esconderse con facilidad. Por eso, el Municipio analiza la instalación de cámaras de seguridad en las afueras de estos sitios.
Según, Juan Zapata, secretario de Seguridad, el proyecto aún no tiene fecha específica pues primero la Policía deberá ubicar los puntos conflictivos. También se instalarán botones de emergencia que estarán conectados con el Sistema ECU 911.
Según Zapata, estos equipos ayudarán a evitar asaltos y robos en los mercados, otro de los problemas existentes.
Por ejemplo, en el mercado Las Cuadras, ubicado en Chillogallo (sur de Quito), la Policía ha identificado al menos tres bandas de arranchadores que aprovechan el descuido de los compradores para quitarles celulares, carteras y billeteras.
Uno de los presidentes también indica que en las afueras, los desconocidos utilizan cuchillos para amedrentar a las víctimas. Por eso, los días de feria, al menos 17 policías resguardan al lugar. Lo mismo ocurre al norte de Quito, en el mercado Santa Clara. En ese establecimiento el uso de cámaras ha evitado que desconocidos ataquen a las personas.
Pero, en las afueras se registran robos. La Policía ofreció instalar un camión con cámaras para monitorear el sitio, pero tampoco tiene una fecha establecida para su ejecución.
En contexto
851 personas fueron detenidas por drogas en lo que va de este año. Además, los policías antinarcóticos se incautaron de 1 353,771 gramos de marihuana. Según los uniformados, esta sería la sustancia más comercializada para el microtráfico en el Distrito Metropolitano.