Roberto Yarigsicha revisa la cal espolvoreada en las plantaciones de banano de la Finca La Pirulita en El Oro. Foto: Mario Faustos /EL COMERCIO
A las 07:00, Roberto Yarigsicha se pone sus botas de caucho y camiseta manga larga para iniciar su jornada en la finca La Pirulita, ubicada en la Vía La Iberia – Primavera de El Oro. El hombre, de 46 años, junto a cinco personas más, espolvorean cal en el terreno, utilizan 10 sacas por hectárea.
El dueño del predio le dio esta disposición hace dos semanas para cuidar la palma de banano de algún hongo, pero no le dio más detalles. En dos semanas, él y su cuadrilla han cubierto con el material polvoso 20 hectáreas de las 31 que tiene la finca.
En la entrada hay una piscina construida de cemento con agua limpia en la que los trabajadores se enjuagan el cuerpo antes de entrar al campo, ahí también lavan sus herramientas. “Es lo único que hacemos, nos enjuagamos bien el cuerpo, en especial brazos y pies y empezamos a trabajar”, contó el jornalero que lleva más de seis años en el sector bananero.
A pocos kilómetros, en el cantón Pasaje funciona la hacienda El Playón. Su propietario, Franco Araujo, dijo que no tiene conocimiento del Fusarium Raza 4 (Foc R4T).
Este devastador hongo hizo prender las alertas de seguridad biológica en el país para evitar su presencia. En la finca de Araujo trabajan cinco personas y cada semana procesan alrededor de 300 cajas, en 7,5 hectáreas. “Nosotros hacemos control de desechos en toda la finca y fumigamos normalmente para la sigatoka, pero no hemos tomado ninguna acción nueva en las últimas semanas”, recalcó.
Los pequeños productores saben que existe una enfermedad que causa la marchitez del banano, pero no conocen las medidas que deben aplicar.
En Ecuador son unos 16 000 productores, de los cuales 13 600 son pequeños y medianos. El Oro es una de las provincias que más concentra productores bananeros con 3 900 registrados, según los datos de la dirección de Agrocalidad de El Oro. De esta cifra, 3 000 tienen fincas desde una hasta siete hectáreas. Los cantones que más producen son El Guabo, Machala y Pasaje.
No hay fungicida que combata el Foc R4T y puede quedarse por más de 30 años en el suelo. Este hongo entra a la palma de banano a través de las raíces, sube por el tallo y bloquea su sistema vascular. Con ello, el agua y los nutrientes no se pueden transportar y, en menos de 12 semanas, la planta muere. Sus hojas se secan.
La posible presencia de la plaga en la finca La Guajira en Colombia hizo que Ecuador activara desde el 3 de julio pasado un plan de bioseguridad.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), a través de Agrocalidad, puso en marcha el plan de contención homologado por el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa). Este plan contempla el control en puertos, aeropuertos, fincas y la intervención de un comando especializado en Raza 4.
El equipo internacional es parte de Oirsa y estará conformado por 12 técnicos y tres canes que trabajarán en territorio durante 15 días. Los comandos originarios de El Salvador, Honduras y Guatemala se encargarán de realizar un diagnóstico inicial de la aplicación de medidas de bioseguridad, contempladas en el plan, además de la capacitación a técnicos del MAG.
El comando tiene previsto arribar la madrugada de hoy, 22 de julio del 2019, al país y será presentado oficialmente en la Estación Experimental del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) en el Guayas.
La alerta por la plaga puso nerviosos a los productores por dos razones: primero porque hay países en donde la plaga fue devastadora al punto que dejaron de producir fruta como Mozambique y, segundo, porque existe desconocimiento entre pequeños productores sobre las medidas de bioseguridad para la contención del hongo si llegara al país.
Medardo Fernández es el representante de la Asociación Agraria Bananera Fincas de El Oro, y está preocupado por el futuro de la actividad de los pequeños productores. Aduce que los esfuerzos que realizan para evitar que la marchitez del Foc R4T llegue al Ecuador no cubren a los más pequeños, quienes son los que necesitan más capacitación.
“Debemos pasar de la teoría a la práctica, los productores de menos de cinco hectáreas necesitan que se les explique en campo lo que deben hacer”, resaltó el productor.
Las grandes fincas (más de 30 hectáreas) aplican los protocolos de seguridad con pediluvios (espacio construido de cemento en donde se desinfecta el calzado) y aspersiones con amonio o cloro, pero los pequeños productores son un peldaño débil en el que se debe trabajar porque no conocen la magnitud del asunto, afirmó Renato Herrera, representante de la Corporación San Miguel de Brasil, durante el diálogo entre el MAG y la academia que se realizó el viernes en la Universidad de Machala.
El ministro Xavier Lazo llamó a la calma y dijo que territorialmente el Ministerio está avanzando con las capacitaciones y que el esfuerzo del sector público y privado abarcará las necesidades de toda la cadena productiva.
Resaltó que debe existir un cooperativismo entre la comunidad bananera para capacitar y ayudar al gremio. Las medidas de seguridad son parte de una norma, esto significa que son obligatorias, concluyó Lazo.