La persona que se siente violentada debe mandar un mensaje al número 6367 con la palabra acoso, y si es posible el número de unidad. Foto: Archivo/EL COMERCIO
560 casos de mujeres que fueron víctima de acoso sexual, 20 procesos remitidos a Fiscalía y cuatro sentencias ejecutoriadas es el resultado del programa ‘Bájale al acoso’ que lleva a caso el Patronato San José con miras disminuir ese tipo de eventos en el transporte público.
Se trata de una línea de ayuda donde las personas pueden reportar si están viviendo un episodio de este tipo de violencia.
La persona que se siente violentada debe mandar un mensaje al número 6367 con la palabra acoso, y si es posible el número de unidad.
Inmediatamente recibirá una respuesta indicándole que tanto el conductor y como el recaudador de la siguiente parada están al tanto de la situación, y que en menos de un minuto, una persona del centro de ayuda le devolverá la llamada.
Al momento funciona en 260 buses del Trole y Ecovía, pero desde septiembre se ampliará la cobertura a 220 unidades más del sistema de transporte municipal. En estos programas de ayuda, el Patronato ha invertido unos USD 140 000 lo que incluye funcionamiento, implementación y publicidad.
Uno de los casos más relevantes es el de una menor de edad que fue acosada en la parada del Capulí, de la Ecovía. Fue un acoso grave en el agresor intentó bajarse el pantalón y lograr algún tipo de contacto con la menor. Ella lo reportó, se activó el protocolo de actuación y se siguió el proceso legal correspondiente. Al momento, el agresor está cumpliendo 18 meses de sentencia, luego de que un juez valorara las pruebas y lo hallara culpable. La pena por ese delito va de 12 a 36 meses de prisión.
María Fernanda Pacheco, presidenta del Patronato San José, explica que este mes se implementará la cobertura en más unidades. Al momento funcionan en 260 buses del Trole y Ecovía. Pero se espera completar el sistema de transporte público y aumentar a 220 buses más. Posteriormente se ampliará a los alimentadores. Incluso, se ha pensado en ampliarlo a espacios públicos como parques
Marlene Cajas, activista que trabaja por los derechos sexuales de las mujeres, explica que lamentablemente en nuestro país, se ha naturalizado ese tipo de agresiones y que las mismas mujeres, ven de manera natural, ciertas actitudes que pueden ser consideradas acoso.
El solo hecho de escuchar palabras de índole sexual, es ya agresión. Frases como ‘qué rica’, ‘mamacita’, violan los derechos de las mujeres y deben ser repudiados, asegura Cajas.
El contacto físico no concedido es también una falta grave. La experta asegura que nadie tiene derecho de tocar o rozar el cuerpo de otra persona. ‘Muchas veces en el acoso no hay palabras ni toques, pero hay escenas violentas. Por ejemplo, el viajar junto a un hombre que se manosea o masturba es una agresión violenta que merece ser sancionada’.
Pacheco aclara que, más allá de la sanción judicial en caso de que la víctima se anime a iniciar un proceso, se aplica una sanción social. ‘El que el resto de pasajeros identifique al agresor y le pidan compostura es otra forma de frenar ese tipo de acoso’, finaliza.