El técnico de la Red Hidrometeorológica de Etapa, Lenín Álvarez (der.), monitorea el caudal del río Tomebamba. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
La inusual sequía con altas temperaturas en la Sierra Centro y el Austro del país es prolongada y las afectaciones se sienten en la población.
En el cantón Cevallos, en Tungurahua, el suelo está seco y los fruticultores estiman que su producción bajará un 30%.
La falta de agua y la caída de ceniza del volcán Tungurahua impidieron que la fruta engrosara.
Los siete minutos de agua de riego que Ángel Villacís recibe cada 15 días del canal no alcanzan para regar su plantación de mora y manzana.
Su reservorio tiene poco líquido y no abastece a su propiedad de 2 800 metros cuadrados, lo que afectó a sus 320 plantas de mora. “Todo está seco y si eso continúa no podremos cosechar nada”, dice preocupado.
Él invirtió USD 800 en su huerta, pero hasta el momento solo ha cosechado dos canastas de mora para vender en el mercado.
El cultivo de maíz de Villacís, quien vive en el sector Santo Domingo, está marchito, al igual que la alfalfa que sembró para alimentar a sus cuyes. En este sector más de 200 familias tienen el mismo problema.
En el barrio Corazón de Jesús de Cevallos vive Avelino Ramírez, quien dirige la Asociación de Producción Alternativa El Belén. Según él, los 16 asociados tienen inconvenientes con la sequía. “El durazno, la reina claudia y la pera no engrosaron”.
Este fruticultor asegura que desde septiembre pasado no ha llovido. Antes vendía ocho canastas de 12 kilos cada una en Quito, pero con la sequía solo cosechó tres. “Además de la ceniza del volcán Tungurahua, la sequía nos está afectando gravemente… El agua de los canales de riego no abastecen”.
En el Austro la situación es similar. Si en una semana no se registra una lluvia importante, los cuencanos podrían soportar cortes en el suministro de agua potable, dice Lenín Álvarez, director de la Red Hidrometeorológica de la empresa municipal Etapa.
“Se complicaría la captación del líquido para las plantas de potabilización”. En el momento todas operan con normalidad.
El viernes pasado, los caudales de los ríos Tomebamba y Yanuncay, que alimentan a los sistemas de agua más importantes de Cuenca, tenían caudales de 0,12 y 0,82 metros cúbicos por segundo. Lo normal es de siete y 10, respectivamente.
En la actualidad, hay racionamientos en varios barrios de las parroquias rurales de Ricaurte y Llacao, al norte de Cuenca, pero se debe al mal uso de líquido vital, dice Iván Palacios, gerente de Etapa. “Los habitantes están utilizando el agua potable para riego”.
Él asegura que en situaciones normales los tanques de almacenamiento -ubicados cerca de las parroquias y que distribuyen el líquido a la población- nunca se quedan vacíos.
“No hay otra explicación que el excesivo consumo de agua en esta época, entregamos la misma cantidad”.
María Campoverde vive en el barrio Santa María de Ricaurte. El líquido llega por dos horas al día y en pocas cantidades. Por ello, utiliza el agua del sistema de riego Checa-Siticay para preparar los alimentos. “El agua se utiliza para todo y no tengo otra opción”.
Sus cultivos de maíz están afectados y cree que no tendrá cosechas. Una constante en Ricaurte y Llacao es que las plantas de maíz, principalmente, no crecieron. “No se desarrollaron por la falta de agua”, se lamenta la agricultora María Cruz Sigüenza.
Por la ausencia de lluvias, también se reportan incendios forestales en los cantones azuayos de Cuenca Pucará, Girón, Nabón, Sígsig, Paute y Gualaceo desde diciembre pasado. Son 210 hectáreas de vegetación consumidas, de acuerdo con datos de la Secretaría de Gestión de Riesgos.
En Loja la situación es similar.
Según las previsiones del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología, para este mes se espera que llueva 92,7 milímetros por metro cuadrado en esta provincia y hasta el pasado viernes solo cayó 5,5 milímetros, que es un nivel bajo, dice el técnico de esta entidad, Hernán Parreño.
En enero del 2015, durante los primeros 10 días llovió 48,1 milímetros y durante ese mes cayó 50% más de lo normal. En Loja, los campesinos también están preocupados porque la sequía afectó a sus cultivos de arroz y maíz.
En la Sierra norte, en cambio, una fuerte granizada sorprendió el viernes a los habitantes de la comunidad de Cunquer, en el cantón carchense de Bolívar y de Cayambe, en Pichincha. Esa precipitación es la primera en una larga sequía.
Según Oscar Castro, agricultor de la comunidad San Vicente, en esta región no había llovido desde junio. El panorama es general en la región andina del norte.
En contexto
Según Hernán Parreño, técnico del Inamhi, estas condiciones atmosféricas ocurren por la falta de circulación de vientos desde el sur del continente. Eso bloquea el ingreso de aire húmedo de la Amazonía. Prevé lluvias de baja intensidad en los próximos días.