Las enfermeras y los médicos que llevan trajes de protección y máscaras realizan una perforación en Aeródromo diseñado para transportar a las personas infectadas con el virus Ebola en Cascais, afueras de Lisboa. Foto: AFP
Sierra Leona dio por terminado el toque de queda de tres días que había decretado para frenar el avance del ébola, en una medida que las autoridades calificaron como un éxito, informa hoy la BBC.
La participación de los ciudadanos ha sido “abrumadora”, dijo el jefe de la agencia local de emergencias, Stephen Gaojia, según la cadena británica. “Hemos identificado a mucha gente que está infectada”, señaló el funcionario, quien no precisó la cifra.
Al parecer la mayoría de los seis millones de habitantes del país acató la orden de quedarse en sus hogares. Desde el viernes unos 30 000 trabajadores sanitarios fueron recorriendo casa por casa para explicar a la población las características del virus y detectar posibles casos sospechosos.
Además, se distribuyeron 1,5 millones de pastillas de jabón. El portavoz del Ministerio de Sanidad dijo que los sanitarios descubrieron 22 nuevos casos de ébola. “Si no los hubiésemos detectado, habría habido una mayor propagación”, señaló.
Asímismo informó que los sanitarios enterraron más de 60 cuerpos de personas fallecidas por el virus. Como se contagia por la sangre y otros fluidos corporales, es fundamental enterrar rápido a las víctimas. Sin embargo, también hubo críticas al toque de queda.
La campaña de prevención llegó con tres meses de retraso, dijo el cura salesiano alemán Lothar Wagner, quien dirige un centro de protección de niños y jóvenes en la capital, Freetown.
Por otra parte, la medida no es la respuesta adecuada a la situación actual, señala. “Necesitamos lo antes posible al menos, 5.000 camas para personas infectadas, más laboratorios que pueden realizar pruebas de inmediato y por supuesto personal especializado”, dijo Wagner. “Hay poner fin a las declaraciones poco entusiastas de los gobiernos occidentales y debe empezar de inmediato una acción masiva y sin precedentes”, agregó el religioso. La Organización Médicos Sin Frontera (MSF) había criticado el toque de queda. Una acción puerta a puerta requiere de personal con mucha experiencia para identificar a las personas con síntomas de ébola.
Por otra parte, no hay suficientes centros de atención para trasladar a los posibles enfermos. Sin lugares adecuados para realizar las revisaciones y los tratamientos para personas infectadas con ébola el proyecto no tiene sentido, agrega MSF. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta el 18 de septiembre las autoridades habían informado de 5.762 infectados en los países de África occidental. De estos, 2.793 murieron a causa de la enfermedad.
Sólo en Sierra Leona hubo 584 muertes. Pero es probable que la cifra sea mucho mayor. En tanto, el religioso y médico español infectado con ébola en Sierra Leona se encuentra desde la madrugada de hoy ingresado en un hospital de Madrid. Su estado es “grave”, dijeron las autoridades sanitarias, que no pueden tratarlo con el suero Zmapp porque se agotaron las existencias en todo el mundo. Manuel García Viejo, de 69 años, aterrizó de madrugada en Madrid a bordo del avión militar que el gobierno de Mariano Rajoy envió al país africano para repatriarlo.
Es el segundo español que se infecta de ébola en la peor epidemia de la historia, que deja ya más de 2.600 muertos y más de 5.000 infectados en África Occidental. El director médico de la Orden de San Juan de Dios en Lunsar, que ha pasado los últimos 12 años en Sierra Leona, comenzó a mostrar síntomas la semana pasada, si bien se desconoce cómo se contagió. Se encuentra “grave”, dijeron las autoridades sanitarias. Sufre deshidratación importante y tiene afectados el hígado y los riñones.
El centro sanitario en el que está hospitalizado el religioso es el mismo en el que en agosto murió por ébola el sacerdote Miguel Pajares, repatriado de Liberia con la enfermedad. Fue el primer paciente con ébola en llegar a Europa. A él sí le administraron el suero Zmapp, pero no pudo superar la enfermedad.
La habitación está completamente aislada y tiene presión negativa para que el aire pueda entrar pero no salir y evitar así el contagio. Los sanitarios que lo atienden llevan equipamiento especial para evitar todo riesgo de contagio. En esta ocasión, sin embargo, no se vació el hospital de pacientes como sí se hizo con el padre Pajares.