Redacción Ibarra
José Rojas ha convertido su colaboración en la fiesta de fin de año de Atuntaqui en un ritual que es parte de su vida. Lo hace desde que cumplió 45 años, en 1979.
Él y sus compañeros de la Corporación 31 de Diciembre preparan, tres meses antes, esta fiesta, considerada la más importante de la Sierra Norte en fin de año. Pero esta semana es la más ajetreada para todos.
Don José es el responsable de las llaves de la corporación y es el ‘custodio’ del más grande tesoro de esta organización: las caretas que, en el transcurso de medio siglo, se guardan en ese local y que en un futuro serán parte de un museo muy singular.
Por eso, Rojas se siente feliz por su trabajo. “La mañana del 31 todo este local se convierte en un gran taller. Aquí se construye el carro alegórico con el tema principal que presidirá el desfile por las calles; mi presencia, como la de los más de 30 socios voluntarios, es importante porque entre risas y buena voluntad el trabajo rinde”, dice el artesano.
La tradicional Fiesta Popular de los Inocentes y Fin de Año de Atuntaqui es parte de la cultura popular de Imbabura. Tiene más de 80 años. Los trabajadores de la emblemática Fábrica Textil Imbabura la originaron.
Desde entonces este acto anual se caracteriza por las comparsas, los concursos y el derroche del ingenio. En 2007, el Ministerio de Cultura lo declaró bien del Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado.
La fiesta popular anteña se originó en la fábrica Imbabura. Esta factoría operó entre 1926 y 1965, en la parroquia Andrade Marín, a 3 km del centro de Atuntaqui. La historia local cuenta que en 1930 un grupo de empleados decidió disfrazarse vistiendo trajes y caretas para pregonar sus testamentos y sátiras en las esquinas de las calles.
“Se movilizaban sobre un burro y siempre conseguían llamar la atención por sus testamentos en rima, chistes, anécdotas y sátiras sobre acontecimientos de la época. Sobre el animal colocaban un monigote que representaba el año viejo y así se paseaban desde el 28 al 31 de diciembre”, recuerda Pablo Ayala, presidente de la Corporación 31 de Diciembre.
Con el tiempo esta celebración se extendió al resto del pueblo. Entonces se incorporaron tambores, comparsas, bandas y se perfeccionó la elaboración de las caretas de cartón.
Incluso, en 1957, se formó el Comité 31 de Diciembre para mantener e impulsar la fiesta.
En 1988, el comité se volvió corporación y hoy la conforman 30 socios. El directorio se renueva cada dos años y tiene comisiones para elaborar los testamentos y los bandos. Este año la organización de esta fiesta costará USD 20 000. El financiamiento proviene del Ministerio de Cultura, el Municipio y las empresas privadas. El Ministerio de Cultura aportará USD 7 500 y el Cabildo, USD 8 000.
“Estos recursos harán posible retomar la fiesta de los Inocentes que se realizará, luego de 30 años, el 2 de enero”, dijo Mauricio Ayala, director de Turismo y Cultura del Municipio anteño. El desfile de comparsas empezará este jueves 31, a las 16:00.