Vista general de un grupo de menores que fue presentado el miércoles 22 de enero del 2020, por la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Pueblos Fundadores (CRAC-PF), en la localidad de Chilapa de Álvarez en el estado de Guerrero (México). Foto: EFE
Los cadáveres de dos niños de 11 y 13 años, acribillados a balazos, fueron encontrados en un auto abandonado en Guerrero (sur), una semana después de que cuatro menores fueran asesinados en un estado vecino, dijo el lunes 10 de febrero del 2020 el gobierno local.
Al interior de un sedán blanco se encontraron “los dos cuerpos sin vida, el menor del sexo masculino sentado en el asiento del copiloto y en la parte trasera del vehículo la menor, quienes tenían impactos por arma de fuego”, detalló en un comunicado la fiscalía de Guerrero, sin dar más detalles.
El hecho ocurrió en el municipio de Cocula, la misma jurisdicción donde 43 estudiantes de magisterio del pueblo de Ayotzinapa fueron asesinados y luego incinerados en septiembre de 2014, según la versión oficial del crimen que es cuestionada por los familiares de las víctimas.
Este crimen se registra una semana después de que cuatro menores, junto con cinco adultos, fueran ejecutados mientras jugaban videojuegos en un comercio del municipio de Uruapán, estado de Michoacán, vecino de Guerrero.
Guerrero y Michoacán, ambos con costas en el Pacífico, conforman una de las regiones con mayor convulsión por las actividades de narcotraficantes coludidos, en algunos casos, con las fuerzas de seguridad.
Autoridades han reconocido que los cárteles de drogas reclutan a niños para convertirlos en “halcones” (vigías) y sicarios.
La reciente noticia de que un grupo de policía comunitaria del municipio de Chilapa, Guerrero, entrena niños en el uso de armas largas para que puedan combatir al crimen organizado fue duramente criticada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.