Una vez más ocurrió, como tantas veces, como hace décadas. Las bandas mafiosas del FRIU-MPD volvieron a asaltar estamentos universitarios, atentaron contra la vida del mismísimo señor Rector, de frente, ante las cámaras de la televisión, prevalidas del único recurso que les ha servido, desde siempre, para imperar en universidades, sindicatos, gremios de maestros, etc.: la violencia y la sinrazón.
Esta vez la Policía ha logrado capturar a uno de sus pseudodirigentes: Marcelo Rivera. Muy bien por el Consejo Universitario que ha decidido su expulsión de la Universidad. Muy bien por la Fiscalía que lo mantiene preso, pues individuos de esta laya no solo avergüenzan a la Central sino al Ecuador entero. Ahora es tiempo de que desde Carondelet y desde la Asamblea Nacional se le dé al rector Samaniego todo el respaldo político (y las garantías) para que pueda llevar a buen fin su esfuerzo (al parecer sincero) de volver a hacer de la Central una universidad de verdad.
Hace muchos años que la calidad académica (y hasta la decencia) abandonó muchas de las aulas de nuestra querida universidad, para dejar paso a la corrupción y la “argolla” de estos “revolucionarios” que lo único que verdaderamente defienden son los cargos desde los que lucran en lo personal y alimentan a su partido.
Que nadie lo dude: el MPD sobrevive en mucho por todo lo que consigue “arranchar” de la universidad, a la que ha convertido en una vulgar agencia de colocaciones para sus militantes. Quienes estudiamos hace años en la Central sabemos muy bien que los profesores más vagos, los que concurren solo tres o cuatro veces al año a dar clases (lo que es corrupción, y de las maduras), los más fanáticos, cerrados y mediocres, son “casualmente” de ese partido.
Ojalá y en los próximos días, cuando Correa necesite los votos del MPD en la Asamblea para cualquiera de sus polémicas leyes, no liberen a Rivera y todo haya quedado, otra vez, en nada. Estamos atentos presidente Correa.
Jorge Luis Mazón