Francisco Aulestia V.
El artículo ‘Facebook corrupto’, de Rubén Darío Buitrón, publicado el sábado 23, me hace pensar en la manera de desinformar del poder.
El texto propone hipotéticas opciones para contrarrestar la influencia de las comunidades virtuales en la sociedad vs. poder político.
Pienso que cada fuente de información tiene su campo de influencia y al mismo tiempo su real efectividad y estrategia en función de objetivos.
Pero bueno, el artículo piensa posible una cadena del Gobierno para declarar corrupto al Facebook, y estoy de acuerdo con que todo es posible en esta ola de revolución de mentiras.
El 18 de enero, en la cadena venezolana Vive, salió una noticia en la que acusan a la Marina estadounidense de causar el terremoto en Haití.
Resulta que el “imperio” tiene un arma secreta que está probando para controlar el clima y causó el terremoto haitiano y cientos de miles de muertos. Según la versión van por Irán y causarán terremotos para desestabilizar al Gobierno. Suena ridículo pero el problema es que los desinformadores saben lo que hacen. Sus noticias tienen el efecto psicológico de la paranoia y trabajan a niveles subconscientes que tienen a las masas dominadas.
No es nuevo este sistema de control de masas, ya lo usó la Alemania nazi, sobre todo al final de la guerra y se basó en estudios de un discípulo de Sigmund Freud.
El único y verdadero poder del periodista es la verdad, decir la verdad y hablar con la verdad. Contra eso no hay poder humano celestial ni armas secretas.