Los buses que circularon el pasado jueves 4 de abril de 2019 al mediodía por la avenida América dejaron una estela de humo al pasar. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
La aprobación en segundo debate de la ordenanza que contempla el incremento en el pasaje del transporte público, no definirá solo el tema del Metro y los buses convencionales.
También permitirá la renovación de las unidades del Corredor Central Norte, que están deterioradas y que a su paso dejan una estela de esmog por el diésel que usan sus unidades con tecnología Euro 3.
María Méndez trabaja a diario, de 06:00 a 12:00, afuera de la parada provisional del Seminario Mayor. “El humo afecta a la salud. Una pasa estornudando, tosiendo, le arden los ojos. Sería bueno que les arreglen o les cambien”. Ella usa el sistema desde La Ofelia y ahorra tiempo en el viaje. Dice que ayudan los buses convencionales semiexpresos, que se detienen solo en cuatro paradas y bajan la carga a los articulados.
Este servicio está a cargo del Consorcio Corredor Central Norte, formado por cuatro empresas. El 26 de diciembre, el Municipio lo invitó a renovar la concesión por 10 años más.
Según Ney Jiménez, su presidente, los 60 articulados que lo integran ya cumplieron su vida útil, por su uso intensivo. Técnicamente, dice, deberían ser usados por 10 años y ya llevan 14. Afirma que se vieron “forzados” a renovar el contrato sin reemplazarlos por buses eléctricos. Su propuesta incluye un pasaje de 40 centavos y un nuevo circuito entre la estación de La Ofelia y la estación multimodal, en El Labrador, para alimentar al Metro.
Aunque los buses no están en las mejores condiciones, se hizo chequeo técnico y mantenimiento preventivo previo al contrato. Autoridades y prestadores del servicio coinciden en que no es riesgoso para los pasajeros viajar en el sistema.
El lunes, cerca de las 17:45, en una unidad se formó una nube ploma y olía a quemado. Algunos adultos mayores se pararon y gritaron al conductor que abriera las puertas. Él explicó que no era un incendio sino que las llantas se recalentaron. La gente tosía y quería bajarse. El conductor detuvo el bus cerca del Mercado Central y abrió y cerró la puerta para que se ventilara.
Alfredo León, secretario de Movilidad, afirma que el plan de renovación podría aplicarse cuando el Concejo defina las tarifas. El alcalde Mauricio Rodas dejará esta tarea a quienes se posesionarán en mayo. Pero la firma del contrato no podía postergarse porque eso hubiese implicado suspender el servicio que usan más de 2,5 millones de pasajeros al mes.
León señala que los buses tienen una vida útil de 20 años, pero “el mantenimiento no ha sido el adecuado” y las empresas no han planteado reparaciones, solo la renovación.
Entre mayo del 2017 y diciembre pasado se firmaron tres adendas. En ese lapso, este corredor fue sancionado con multas por USD 62 150, por incumplimientos de servicio, mantenimiento y especificaciones técnicas de los buses.
Además se plantea sustituir una línea que va por la av. Amazonas para que sea 100% eléctrica y con enfoque turístico. León y Jiménez coinciden en que el financiamiento también podría salir de una compensación, si el pasaje no se sube.
Este modelo está vigente hasta julio pero no incluye al corredor, que se ha mantenido con la tarifa de 25 centavos.
Pero León señala que el Municipio no tiene fondos disponibles para ello y que ese modelo no es el ideal. En el contrato, sin embargo, existe una cláusula que exige que apenas se tomen decisiones sobre la estructura tarifaria, la empresa deberá empezar a renovar progresivamente su flota.
René Carrera es usuario del sistema y afirma que el estado de los buses es deplorable y nota falta de mantenimiento y escasez de unidades. En horas pico, dice, debería reducirse el intervalo entre unidades y aumentar la cantidad. La contaminación también es un problema, pero entiende que el problema también pasa por la calidad del combustible.
Ante la posibilidad de un aumento en la tarifa, el usuario señala que estaría dispuesto a pagar si el servicio mejora.