El cuencano Guillermo Guerra siempre ha sido amante de las culturas precolombinas y de la cerámica. Hace 20 años descubrió cómo juntarlas y creó una microempresa llamada Angara, que fusiona esos dos elementos en vajillas de cerámicas artesanal. Guerra y su esposa, Catalina Jara, utilizan en la decoración de su cerámica una técnica llamada ‘engobe’, que otorga a las piezas una característica mate y colores terrosos en su coloración.
Sus vajillas, usualmente incluyen platos rectangulares o jarras con la boca triangular… Son decoradas con motivos alusivos a las culturas Cañari e Inca. Una vajilla artesanal para seis personas cuesta USD 145. Por eso, la Fundación Maquita Cushunchic logró enviar en seis ocasiones estas vajillas a España, Italia y Bélgica. Guerra y Jara participaron en la feria del Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares, que se realizó a inicios de noviembre por las fiestas de Cuenca. En cinco días de feria vendieron más de USD 1 500 y además consiguió pedidos que mantienen a su taller al máximo operativo, que es de 1 000 piezas mensuales, pues allí solo trabajan los esposos.