Parques y plazas de Quito albergan ejemplares de más de 100 años que han sido declarados patrimonio. Un ensayo gráfico. San Francisco
En el Convento Franciscano, ubicado en el Centro, hay palmeras cocumbi y palmas de cera. Fotos: Vicente Costales / EL COMERCIO
La riqueza de Quito va más allá de iglesias, plazas y casas antiguas del Centro Histórico. Hay árboles, de más de 100 años, que forman parte del patrimonio natural de la ciudad. En la capital existen 448 especies protegidas que son invalorables. Se trata de árboles viejos, la mayoría de troncos gruesos, que han sido testigos de la historia. Entre sus ramas guardan una placa que certifica su valía.
Algunos tienen más de 3 metros de diámetro, y debido a su grosor y frondosidad son los preferidos por las aves.
Muchos de ellos se encuentran en parques del Centro, como en El Ejido y La Alameda. Hay uno en el patio trasero del Instituto Metropolitano de Patrimonio. Otros están ubicados en propiedades privadas, en parroquias aledañas.
Para que sea declarado árbol patrimonial, el ejemplar debe ser analizado por un equipo de técnicos de la Secretaría del Ambiente. Se evalúan aspectos como edad, especie, salud y belleza. Los árboles que son patrimonio deben ser cuidados, respetados y valorados. Nadie los puede talar ni podar. Únicamente cuando representan una amenaza para la vida de alguna persona o para una propiedad, las autoridades municipales y ambientales analizan el caso y toman una decisión.
La alameda en el centro de la laguna del parque La Alameda se encuentra un ejemplar de palma canaria.
Estas fotos fueron realizadas después de las protestas y se hicieron con la ayuda de un dron y de un lente gran angular.