Redacción Cultura
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Aquella persona que dirige a un actor cuando ha olvidado sus líneas o se mueve incorrectamente sobre el escenario lleva el título de apuntador. El término es también el que designa al único espacio para la crítica especializada de artes escénicas en el país.
La revista bimensual El Apuntador cumplió cinco años, en noviembre pasado, pero la celebración se guardó hasta la aparición de su número actual, el 42.
El primero salió a la calle por iniciativa de Genoveva Mora Toral, luego se sumaron: el apoyo del Banco MM Jaramillo Arteaga (hoy, Promerica) y de algunos amigos y familiares.
En noviembre de 2004 era apenas un boletín con pocas páginas, ahora es una revista.
Efraín Villacís aportó en el proyecto. Santiago Rivadeneira también se comprometió. Se sumaron León Sierra, Ernesto Ortiz, Valeria Andrade, Cristian Cortez, Isidro Luna. El equipo se completa con alrededor de 20 colaboradores ocasionales y la presencia en Quito y Guayaquil.
A veces tienen desencuentros con los aludidos en sus artículos, pero eso se reproduce en reflexiones y nuevos planteamientos. Según Mora, el propósito de sus lecturas va más allá de decir si es bueno o malo. “Espero que sirvan para buscar otras salidas, para cuando no se está de acuerdo con los hechos en escena”.
El dinero es el enemigo de la publicación: sentir el estrés de la deuda, quién da y quién no. El costo de producción es de USD
9 000, monto que se consigue golpeando puertas de instituciones públicas y privadas.
La última revista salió con 1 000 ejemplares, a USD 3 cada uno. El valor, explica Mora, no es para recuperar el costo de inversión, sino para darle un valor a quienes trabajan allí. Por cada artículo se paga USD 50.
Pero hay quienes trabajan gratis, especialmente en los proyectos paralelos de El Apuntador. Son propuestas enfocadas en la formación de los públicos, como ‘La escuela del espectador’ o en el desarrollo de una teoría sobre las artes escénicas en el país (‘Diálogos en danza’).
Punto de vista
Valentina Pacheco/ Actriz ecuatoriana
Un aporte desde el diálogo
A partir de El Apuntador tenemos una opción con lo que se da en las artes escénicas. Es un rescate que no había, marca un precedente de un espacio literario donde hablan de todo lo que arma las artes escénicas. Como revista periódica es un aporte valioso, con el que contamos no solo los artistas sino el público en general, dentro y fuera del país. Por los encuentros y festivales es un gran registro.
Al desarrollo del movimiento teatral en salas, en propuestas, en grupos, se ha sumado paralelamente la crítica, iniciada entre gente que por su cuenta o por su trayectoria aporta desde el diálogo y la observación.