Redacción Ecuador
Si en el sector de Carcelén, en el norte de Quito, alguna persona necesita atención médica urgente, solamente debe acudir al dispensario de la parroquia Nuestra Señora Reina del Mundo, en la avenida República Dominicana.
Sea la hora que fuere, la calidad de la atención en ese centro, administrado por el Club de Leones de Quito, mantiene un alto nivel de eficiencia. Y la consulta cuesta apenas USD 6.
Por eso, la preocupación de cientos de personas que habitan en el sector, pues desde hace semanas un letrero pegado sobre los cristales de la recepción anuncia una muy mala noticia: los equipos para radiografías no funcionan porque, probablemente, las variaciones de voltaje y los bruscos cortes de luz han dejado inutilizado el equipo.
El centro, que atiende a la población de Carcelén desde principios de los años noventa, es fundamental para el barrio: cada día llega un promedio de 200 personas y en jornadas críticas, por ejemplo un viernes, la cantidad de pacientes llega a 250.
Por la calidad de la atención y los accesibles precios de los servicios que presta el dispensario, muchas personas se sienten preocupadas de que un equipo tan importante como el de rayos X ya no funcione.
El centro realizaba al menos unas 20 radiografías diarias de brazos, piernas, cerebro, columna, etcétera, con costos que fluctuaban entre los USD 8, la más barata, y USD 13, la más onerosa.
El médico Marcelo Vizcarra, responsable del centro, dice que no puede asegurar que el equipo se dañó por los cortes, pero las placas perdieron calidad desde que empezaron los apagones y hubo bruscas variaciones de voltaje.
Por prudencia decidimos no usarlo, expresa Vizcarra, quien lamenta que el dispensario no pueda ofrecer el importante servicio.
Lamentablemente, refiere, un equipo nuevo tiene un costo aproximado de USD 40 000 , y en este momento el Club de Leones no tiene ese dinero para adquirirlo.
La paciente Juana Robles, de 60 años, aclara que, para muchos vecinos, lo importante es que el resto de servicios funcione normalmente y que el personal médico (unas 90 personas) atienda con eficiencia la consulta externa, como en los últimos meses.
A Felipe Durán en principio sí le molestó no contar con el servicio cuando tuvo una emergencia, pero destaca que el centro le dio alternativas como el centro Naciones Unidas o la fundación El Jordán. “A los molestosos apagones se los puede combatir con imaginación y solidaridad”, dice sonriendo.