Los apagones (II)

Jaime Ordóñez Pallares

El país está atravesando por un momento de verdadera emergencia como no se ha presentado en los últimos cuarenta años, según dicen los expertos, debido a la prolongada sequía que está obligando a las plantas generadoras de electricidad, adoptar importantes reducciones en su producción.

Todos sabemos hasta la saciedad que la mayor parte de este problema es la falta de previsión de gobiernos anteriores, según lo pusieron de manifiesto una vez más los señores Presidente de la República y Ministro de Electricidad en la cadena radial del 8 del presente. No es momento de minimizar la actuación de gobiernos anteriores a fin de maximizar la labor del actual Régimen. 

Ni viene al caso encontrar responsables, cosa que a nada conduce y referirse a ellos a cada momento y en toda oportunidad, lo cual resulta repetitivo y desagradable, cuando lo  lógico es buscar las soluciones y adoptar medidas que solucionen la situación o por lo menos sirvan de paliativo para sobrellevar en la mejor forma estos difíciles momentos que “algún momento terminarán”. Llama la atención, sin embargo, el hecho de que aún no se ha echado la culpa de la sequía al “pelucón” de San Pedro.

La colaboración de la ciudadanía es indispensable y bien hacen las autoridades en insistir en ciertas medidas que deben adoptar los ciudadanos para ahorrar energía en sus hogares.
Pero nada se ha dicho sobre una fuente de desperdicio de energía.

Se trata de la publicidad nocturna mediante letreros luminosos de toda dimensión y especialmente aquellas gigantescas vallas publicitarias que permanecen iluminadas toda la noche. Es urgente eliminar esos derroches.

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