La Agencia Nacional de Tránsito (ANT) ratificó que se mantiene el plazo establecido para el cierre de las miniterminales que las cooperativas interprovinciales tienen en Quito.
No hay prórroga y hasta el 30 de junio, estos espacios deberán operar solo como boleterías u oficinas administrativas.
La prohibición se centra, exclusivamente, para los servicios de embarque y desembarque de pasajeros. Son 17 las que existen, especialmente en el centro norte de la ciudad.
Juan Pasos, director de Control Sectorial de la ANT, aseguró que el año anterior ya se extendió el plazo para este cierre.
La disposición se mantiene según lo indica la Resolución 001, aprobada en enero pasado.
Una de las razones principales para el cierre de estas dependencias es la seguridad de los pasajeros y la calidad del servicio de transporte.
Según él, las dos terminales terrestres de la ciudad: Quitumbe, en el sur, y Carcelén, en el norte, tienen la infraestructura que se requiere para controlar el estado de los automotores y controlar a los conductores, antes de salir a las diferentes provincias.
“Lo importante es garantizar a los viajeros un transporte seguro y eficiente”, señaló el funcionario.
En cumplimiento de la Resolución, las operadoras deben presentar la documentación que les permita mantener la boletería en estas terminales.
Según el documento facilitado por Pasos, las entidades de transporte interprovincial deben en tres meses, contados desde finales de junio, presentar la documentación para iniciar con el proceso de legalización y registro de la boletería.
Cuando ya esté en funcionamiento la venta de pasajes, una de las condiciones es publicar los precios de cada ruta. En el momento, la única operadora que ha entregado la documentación es Trans Esmeraldas, que tiene 123 unidades.
Esta tiene dos agencias en Quito. La una está entre la calle Santa María y 9 de Octubre, en el centro norte y la segunda, en El Condado, en el norte. Estas dos tendrían que cerrar el servicio .
Además, tiene una dependencia en Sangolquí, en San Rafael (cantón Rumiñahui). Esta no debería cerrar, ya que solo tiene servicio de boletería y de encomienda.
Galo Cadena, presidente de esta cooperativa interparroquial, expresó que todavía no tienen claro cómo se realizará el proceso de cierre.
Según él, en los últimos meses no han tenido acercamientos con los funcionarios de la entidad de tránsito. “Entregamos los papeles pero no sabemos qué paso sigue”, señaló.
También indicó que esperan que las terminales tengan las condiciones necesarias para que puedan trabajar normalmente. “Lo importante es que los pasajeros sean beneficiados y no tengan inconvenientes para llegar hasta las terminales del norte y sur”, dijo.
Pasajeros como Alberto Maldonado, morador de Carcelén Bajo, indicó que le resulta difícil trasladarse a la terminal Quitumbe cuando viaja al sur del país o a la Costa. “Me demoro cerca de una hora y media en ir al sur de la ciudad”, dijo.
Este hombre viaja constantemente. Para hacerlo, utiliza las miniterminales concentradas en las calles 18 de Septiembre, Caracas, Versalles.
Por ejemplo, cuando viaja a Manabí, va a la Flota Imbabura, cerca del puente de El Guambra. En este punto coincide César Torres, morador del sector de la Mariana de Jesús.
Él comenta que usa la cooperativa Ecuador, en el sector de La Mariscal, para llegar a Santo Domingo de los Tsáchilas. “Me evito el viaje hasta Quitumbe”.
Según datos de la ANT, desde las miniterminales se movilizan unos 7 160 pasajeros al día. Con este cierre se prevé que el número de viajeros se incremente en las dos estaciones del norte y del sur.
A Quitumbe llegan 89 cooperativas y a Carcelén, 20.
Esta decisión de la Agencia Nacional de Tránsito se aplica en Quito y en el resto del país. Según esta dependencia 222 miniterminales tienen que cumplir con esta medida.