Angela Merkel admite que Alemania está “en guerra” en Afganistán

Berlín, AFP

Por primera vez desde la segunda guerra mundial, un jefe de gobierno alemán, Angela Merkel, participó el viernes en funerales de soldados, confirmando lo que ya debió admitir esta semana: Alemania está “ en guerra ” en Afganistán.

La canciller interrumpió sus vacaciones en Canarias para asistir a esta ceremonia en una pequeña iglesia de Selsingen, en el noroeste del país, en la que tomó la palabra.

Los tres soldados caídos hace una semana en combates contra los talibanes en el norte de Afganistán “no son los primeros muertos que lamentamos, pero son los primeros que honramos desde que debimos reevaluar el contexto de nuestro compromiso en Afganistán”, declaró la canciller.

“En derecho civil, lo que ocurre en varias regiones de Afganistán se llama un conflicto armado no internacional. Pero la mayoría de los soldados lo llaman una guerra civil, o más simplemente una guerra, y los comprendo perfectamente”, prosiguió Merkel, que insistió en la necesidad de “ver las cosas de frente y llamarlas por su nombre”.

También reconoció que la muy impopular misión alemana en Afganistán en el seno de la fuerza internacional de la ISAF era “más dura (de lo que el gobierno pensaba) que cuando se inició” en 2002.

Armado bajo control parlamentario, el Bundeswehr (Ejército alemán) no tiene derecho a librar “guerras de agresión” y cada una de sus misiones debe tener la luz verde de los diputados.

Tras la muerte de los tres soldados alemanes, el ministro de Defensa  Karl-Theodor zu Guttenberg declaró esta semana que se puede hablar de “guerra” en Afganistán, al menos en “lenguaje familiar”.

Según Christoph Steegmans, portavoz del gobierno, el ministro utilizó esta expresión con la anuencia de Merkel.

“Se trata de un viraje retórico” del gobierno, que rehusaba hasta ahora este término para calificar su acción en Afganistán, según Christian Tuschhoff, profesor de Ciencias Políticas de la Freie Universität de Berlín.

“El gobierno se había ridiculizado” al eludir este término, en momentos en que “reina en Alemania la profunda convicción de que se trata de una guerra”  subraya Herfried Münkler, profesor de Ciencias Políticas en la universidad Humboldt de Berlín.

Desde el inicio de la intervención de la Bundeswehr, 39 soldados alemanes murieron en Afganistán.

Cerca de 4 500 soldados alemanes están actualmente desplegados en el seno de la Fuerza internacional de estabilización en Afganistán (ISAF), el tercer mayor contingente después de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Pese a la impopularidad de la misión en el seno de la opinión pública alemana, el Bundestag (parlamento) aprobó en febrero una prolongación de la misión militar por un año, aumentando además el contingente en 850 soldados para llevarlo a un máximo de 5 350 militares.

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