A su llegada al Ecuador, el Papa perdió su solideo por el fuerte viento. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
El papa Francisco protagonizó algunos momentos anecdóticos en su visita a Ecuador, que vivió con la espontaneidad y sencillez que le caracterizan.
– A su llegada a Quito al salir del avión de Alitalia, el fuerte viento le jugó una mala pasada y su solideo voló por los aires. Francisco no perdió su sonrisa por el incidente.
– En Guayaquil sufrió un pequeño resbalón al moverse del altar al atril para dar su sermón en la primera misa campal de su gira latinoamericana. Los sacerdotes cercanos se apresuraron a ayudarle y evitaron que llegara al suelo.
Francisco casi resbala, después de un tropiezo durante la misa campal que ofreció en Guayaquil. Foto: EFE
– El presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Fausto Trávez ha sido su permanente compañía en sus desplazamientos en el país. A su retorno a Quito desde Guayaquil, Francisco tuvo que esperar unos minutos sentado en su automóvil al prelado.
Lo hizo sin molestia, aunque sus guardias empezaron a ponerse tensos. Aprovechó la espera para saludar a quienes estaban a su alrededor y algunos se acercaron a tomarle fotos, hasta que por fin apareció apresurado Trávez.
El Papa saludó a los fieles en Guayaquil, mientras esperaba en su auto la llegada del presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Fausto Trávez. Foto: Joffre Flores/ EL COMERCIO
– El Papa estableció una relación especial con los niños y permitió que se le acercasen. Cuando llegó al palacio de Gobierno, el presidente Rafael Correa lo recibió al pie de la casa de gobierno y llamó a una señora con un niño en brazos para que se acercara al Pontífice. El papa accedió también a dar un beso al chico, pero el pequeño le viró la mejilla y en dos ocasiones.
– En cambio en el mismo palacio, una niña burló la seguridad y corrió a abrazar al Papa. Un guardia suizo elevó a la niña para que alcanzara el beso del religioso.
Francisco, en su visita a Carondelet, permitió que se le acercaran los niños y los saludó. Foto: EFE
– Francisco también hizo pedidos espontáneos a los fieles como el que formuló entrada la noche a quienes le gritaban en la puerta de la Nunciatura Apostólica en Quito: les pidió dejaran de gritar “para que puedan dormir los vecinos”. O cuando, con humor, dio la bendición a discapacitados diciéndoles que no les iba a cobrar por ella, pero les pidió rezar por él.
En la Nunciatura Apostólica, el Santo Padre salió, agradeció su bienvenida y pidió a los fieles que se retiren para dejar dormir a los vecinos. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
– Al Papa también se lo ha visto cargar su portafolio negro siempre que puede y utiliza un modesto auto Fiat para sus traslados.