Lastiman la historia del país

No apareció en las portadas de los diarios ni generó protestas callejeras. Tampoco mereció el reclamo de algún político ni el pedido de explicación de algún asambleísta.

Sin embargo, lo que ocurrió el martes en el seno de las Naciones Unidas representa uno de los momentos más tristes y vergonzosos de la historia del este país. Ese día, el Ecuador junto a un grupo de países con más que opacos antecedentes en derechos humanos (Cuba, Irán, Bielorusia, Venezuela, Rusia y China) votó en contra de una resolución de condena a uno de los regímenes más siniestros y atroces de la historia moderna de la humanidad: Corea del Norte.

La resolución recogía un informe de 400 páginas hecho por pedido de la Unión Europea y Japón, en el que se confirmaba las versiones más espeluznantes sobre la situación de derechos humanos en Corea del Norte: asesinatos en masa, violaciones, abortos forzados, tortura y esclavismo, a más de registros sobre más de cientos de miles de personas recluidas en campos de trabajo forzado. Un escenario atroz que no fue suficiente para que la diplomacia ecuatoriana deje de lado cálculos geopolíticos y actúe como manda la decencia.

La noticia puede parecer irrelevante. Pero los gestos que un gobierno adopte, en nombre de su pueblo, frente a temas relacionados con la civilidad y la decencia humana son parte fundamental de la construcción de la historia colectiva de una sociedad. No es terrible únicamente que en la prensa internacional se llame al Ecuador como “aliado” de Corea del Norte, sino el hecho de que con gestos como este se mancha de ignominia y horror la historia del país.

No condenar lo que ocurre en Corea del Norte y votar en contra de que Kim Jong-un, heredero de una perversa dinastía, sea procesado por la Corte Penal Internacional podría compararse con haber sido indiferente ante horrores históricos como los de Hitler, Stalin, Videla o Pinochet.

Han lastimado la historia del país. Alguien deberá explicarle a nuestros hijos y nietos.

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