Redacción Judicial
Sus ojos azules se empaparon con lágrimas. Camille Mazoyer tuvo que sentarse en una grada de cemento, en el pasaje Iberia (Guápulo), para poder hablar de su hermana: la ecóloga Charlotte Mazoyer.
Ella fue asesinada el 12 de septiembre cerca de ese pasaje. Dos desconocidos trataron de subirla por la fuerza a un taxi amarillo, presuntamente para violarla y asaltarla, pero Charlotte opuso resistencia. Uno de los delincuentes disparó en su contra y huyó dejándola herida de gravedad.
Su hermana recordó ayer el incidente junto a los amigos de Charlotte. Ellos pintaron frente al graderío un mural en su nombre. Dibujaron peces, ranas, libélulas… sobre un fondo multicolor.
En medio de esa fauna impresa, se colocó una placa de bronce, con el rostro de la joven asesinada. A un costado de la placa se inscribió una frase: Gente caída y pacífica, amante de la vida. El símbolo se quedará de forma permanente en el pasaje Iberia.
“En el corazón de cada una de las personas que asistieron a este acto está un pedazo de mi hermana”, dijo Camille. “La muerte no podrá borrar los recuerdos, la alegría y la sonrisa que Charlotte siempre nos brindó”.
La joven francesa sacó de su bolso de tela una carta de su madre y la leyó frente a las personas que acudieron a Guápulo. Sus manos temblaban y su voz se entrecortaba con cada palabra leída.
“A todos los que llegaron quiero agradecerles como madre de Charlotte. Aunque no estoy presente pienso en ustedes y en mi hija. Su recuerdo se queda impregnado en ese mural”.
Los amigos de la joven dejaron volar globos con cartas dirigidas a Charlotte, amarradas a sus hilos. El cielo estaba despejado.
Ellos conformaron una organización para demandar que los responsables directos e indirectos del asesinato sean sancionados. Enrique Boh, de la organización Amigos de Charlotte, denunció una supuesta negligencia médica de la clínica que atendió a la joven, luego de ser atacada.
“Condicionar la atención a un paciente, aun en riesgo de muerte, pidiendo la firma previa de un documento de pago por una atención que aún no le brindaban”.
Boh dijo además que desde que fue herida de bala las personas que la auxiliaron no pudieron comunicarse con los organismos de socorro durante 10 minutos, porque la línea de teléfono estaba ocupada. Y cuando contestaron en el 911, la ambulancia llegó luego de 30 minutos.
“Durante todo ese tiempo perdió demasiada sangre. Lucharemos para que este caso y otros no queden en el olvido”, dijo Boh. Ayer se recogieron firmas de respaldo para impulsar una demanda contra la clínica privada que atendió a la joven.
Este Diario conoció que Charlotte tuvo que esperar alrededor de 97 minutos, antes de ser intervenida, desde que llegó a la casa de salud, en el norte de Quito. Durante el acto se hizo un llamado público a otras víctimas de negligencia médica para que se sumen a “su cruzada por la vida”.
Representantes de la Embajada de Francia en Ecuador acudieron al acto de y se solidarizaron con la hermana de la francesa. Camille agradeció el gesto con una tímida sonrisa y brillo en sus ojos.