Santiago Estrella.
Corresponsal en Buenos Aires
El anhelo de vivir en un Estado de Derecho reunió a más de 150 jueces y magistrados de la región en Buenos Aires. Ellos se juntaron en la Conferencia de Cortes Supremas de las Américas, que se realizó por dos días en la capital de Argentina.
Troya viajó a la cita
El presidente de la Corte Nacional de Justicia, José Vicente Troya, participó en el encuentro. Además, estaba previsto que acuda el presidente de la Corte Constitucional, Patricio Pazmiño.
El encuentro se inició el jueves y se discutió la independencia del Poder Judicial, la organización y gestión del sistema.
Ayer, en cambio se debatió sobre la ética judicial, el debido proceso en las Américas y los tribunales internacionales y las cortes de la región.
Estaba previsto que José Troya presente un informe sobre cómo se trabaja en Ecuador con los tribunales internacionales y con las cortes de la región.
En el encuentro hubo por lo menos de 70 ponencias, pero no se trataba de una cita académica, sino de carácter institucional. Con la certeza de compartir “los mismos problemas y los mismos conflictos”, según la jueza de la Corte Suprema de Argentina, Carmen Argibay, los miembros de las cortes supremas se sentaron para compartir las experiencias y las debilidades que sufren los sistemas jurídicos en sus respectivas naciones.
“La evolución del Estado de Derecho y el papel de los poderes judiciales es un enfoque interesante porque si algo deben hacer las cortes es escuchar la voz de los pueblos, ser sensibles a los cambios sociales, económicos, culturales y revisar con cierta periodicidad de cómo están funcionando las instituciones o poderes judiciales es una actitud importante”, dijo el presidente de la Corte Suprema de Argentina, Ricardo Lorenzetti, cuando dio la bienvenida a sus colegas.
Pero, la justicia de la región sufre su propia crisis de estos tiempos, y uno de ellos es el aumento de los litigios, que son tanto cuantitativos como cualitativos. Como señaló Gilmar Ferreira Mendes, presidente del Supremo Tribunal Federal de Brasil, en su sistema, solo en 2008, “se abrieron 70 millones de causas, una verdadera acumulación de expedientes”.
Según Lorenzetti, la agenda de los pueblos de la región fue variando: “en el siglo XIX tenía que ver con su libertad, la defensa de la propiedad, el respeto de los contratos. En el XX, los ciudadanos reclamaban por la igualdad; esta época de los vulnerables dio origen al constitucionalismo social, cuyo ejemplo mayor es la mexicana de 1917”.
Para el juez, durante “el XXI hay nuevos reclamos porque las sociedades son plurales, se reclama la tutela del medioambiente, la libertad de expresión, problemas vinculados al sistema político, el narcotráfico”.
Todas esas etapas conviven en la justicia de la región, lo que significa la acumulación de causas a lo que se suman la poca agilización propias del sistema, de los procesos judiciales.
Para una justicia más efectiva, según José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), lo importante es que en nuestros países no solo revisemos el Estado, sino la República.
Para Insulza, “la República es la institucionalidad del Estado que permite dar a la vida civil una continuidad. La democracia es la ostentación del poder; la República el manejo de la cosa pública tiene que ver con la existencia de los derechos, leyes e instituciones. Un Estado de Derecho tiene un carácter permanente y no está sujeto a la mera voluntad de quien ostenta el poder del Estado”.