Redacción Ibarra
Ernestina Maldonado está más nerviosa que de costumbre. Esta comerciante informal, de 54 años, vende choclos en una vereda de la calle Obispo Mosquera, frente al mercado Amazonas, en el centro urbano de Ibarra.
Maldonado es parte de unos 200 comerciantes irregulares que solo podrán ofertar sus productos hasta el 15 de este mes.
El comisario municipal, Patricio Ochoa, ratificó ayer la decisión de retirarlos de las veredas y de la calzada de las calles Mosquera, Eugenio Espejo y Alfredo Pérez Guerrero.
“La mayoría tiene sus puestos dentro de los mercados Amazonas y La Playa. Aun así salen a vender en las aceras y obstaculizan el tránsito de personas”, dijo. Está previsto que la Intendencia de Policía apoye en el operativo, que se realizará el 15.
Las calles Espejo, Mosquera y Pérez Guerrero conectan con los mercados La Playa y Amazonas, donde trabajan 2 300 vendedores, según la oficina de Administración de Mercados.
Todos los días, cientos de vehículos públicos y privados abarrotan esta zona. Las vías se congestionan más con la presencia de compradores y viajeros que llegan y salen de la terminal terrestre y de la estación de ferrocarril.
En ese sector se levantan más de 300 negocios como panaderías, almacenes de ropa, farmacias, almacenes de electrodomésticos, ferreterías, relojerías… Es uno de los sitios comerciales más concurridos de Ibarra.
Por eso los informales prefieren esa zona a cualquier otra de la urbe. El anuncio de la Comisaria Municipal también inquieta a los 30 comerciantes de la Pérez Guerrero, entre Sánchez, Cifuentes y Espejo.
“Armamos nuestras casetas hace 15 años sobre un costado de la calle, con la promesa de que nos trasladarían a la segunda planta del mercado La Playa”, dijo Gregorio Toabanda, presidente de la Asociación Amazonas.
Otros comerciantes que tienen sus puestos fijos dentro de los mercados La Playa y Amazonas solicitaron al Municipio que se ponga en marcha una campaña para atraer compradores.
Entre tanto, Ernestina Maldonado ofrece ocho choclos por USD 1. Su pequeño negocio es un saco de yute tendido en el suelo. “Después del 15 de octubre no sé qué voy a hacer. Talvez me regrese a Angochagua para dedicarme otra vez al bordado”.
De acuerdo con estudios realizados por la Comisaría Municipal, la mayoría de vendedores ambulantes que trabaja en las calles de la ciudad, es indígena y afrodescendiente.
Los primeros son nativos de las parroquias Zuleta y La Esperanza, mientras que los segundos salen del valle del Chota.
En los últimos cuatro años, los operativos para controlar el comercio informal en la ciudad han sido escasos. Así lo asegura Rosa Erazo, vecina del barrio San Francisco. “Es increíble. Cada día hay más vendedores en la calle”.
Luis Romo se dedica a vender aretes desde hace un mes, porque perdió el tomate riñón que vendió en su terreno y se quedó con una deuda en el banco.
Un plan se elabora
La Comisaría Municipal ya coordinó con la Intendencia de Ibarra. Esta dependencia se encargará del desalojo de los informales que están en las vías.
El Municipio también elabora un plan para mejorar la circulación en las calles Mosquera, Eugenio Espejo y Alfredo Pérez Guerrero.
Paralelamente, las autoridades municipales dialogan con los feriantes de los mercados. El fin es lograr que no salgan de los centros de abasto.