Redacción Quito
Dos álamos le brindaban sombra mientras disfrutaba ayer de un café.
Julio Iturralde toma poco a poco su bebida caliente mientras lee el diario. El hombre, quien se jubiló hace nueve años, estaba sentado en una mesa metálica cubierta por un mantel blanco y rojo, en el Café Amazonas, ubicado sobre la acera de la avenida del mismo nombre.
El nuevo bulevar
Hace un año el Fondo de Salvamento del Patrimonio realizó la rehabilitación total de la calzada y las aceras de la av. Amazonas, entre Colón y Patria.
Pese al mejoramiento del espacio, los comerciantes se quejan porque el plan de convertir a este sector en un bulevar nocturno aún no se concreta. También hay inseguridad.Tomar un café, observar el rápido caminar de los transeúntes y ver el paso de los vehículos sobre esa arteria se han convertido en su entretenimiento diario y la cafetería, en su refugio. El hombre corpulento y de cabellera y bigote blancos llega temprano a este lugar.
La atención, el ambiente acogedor y los buenos precios son los que cautivaron a Iturralde. “Aquí no me aburro, siempre hay algo distinto que observar, los oficinistas apurados, los vendedores. A veces es entretenido incluso observar la impaciencia de los conductores”.
Este sitio está ubicado en la Amazonas y Roca y abre de 06:30 a 22:00. Stella Atehortua atiende este negocio desde hace tres años. Ella afirma que este café es tradicional, pues abrió sus puertas desde hace 45 años.
La joven es una de las cinco personas que atiende el lugar y dice que su clientela está conformada, en su mayoría, por personas jubiladas. “Todos los días se reúnen y hablan sobre sus vidas, política, negocios… Son muy entretenidos y le dan un ambiente especial a este sitio”. Aquí, además de cafés que cuestan entre USD 0,75 hasta 1,50 también se ofertan platos fuertes, sánduches, picaditas, jugos…
Unas fuertes carcajadas provenían desde una de las mesas de madera que están dentro del Café Amazonas. En ese sitio, Carlos Álvarez, de 67 años, es el más animado. Él conversa y se ríe con otros cuatro amigos.
El hombre, quien también es jubilado, asegura que este sitio se ha convertido en la guarida para las tertulias y el momento de relajación. La política, la familia y recuerdos del trabajo, siempre amenizados con la sal quiteña, son los principales temas que los entretiene a diario desde las 10:00 hasta cerca del mediodía.
Galo Sevilla, de 83 años, manifiesta que la reunión entre amigos no se la pacta con anticipación sino que todos ya conocen la hora y el punto de encuentro. “Sabemos que aquí están los amigos y llegamos para compartir un momento de buen café y buena conversación”.
El buen café también es lo que le gusta a Juan Cruz, cliente del Quito Tempo, ubicado en la av. Amazonas y Carrión. Las mesas sobre la vereda llaman la atención de los transeúntes. Cruz, quien tiene 48 años, afirma que prefiere este lugar porque puede disfrutar de la vista a la calle. “El sol y el viento de verano son la mejor combinación”.
Los platos típicos ecuatorianos son el fuerte de este sitio. Aquí se puede disfrutar de secos de pollo, secos de chivo y desayunos montubios, quiteños y americanos. Los precios varían entre USD 3,50 y USD 6. Para Jorge Miranda, administrador del local, lo más importante es el buen servicio. El lugar está abierto desde las 07:30 hasta las 22:30.
Junto a este negocio funciona otro local de comida llamado Chili Chiken. Alexander Galleguillos es propietario del lugar. Afirma que volvió desde el exterior para poner un negocio en el país. El plato fuerte es el pollo brosterizado. Para él, las mesas ubicadas en la vereda le dan un realce al lugar. “Los turistas pueden disfrutar del aire libre”.
A Estefanía Ortiz le gusta desayunar a la sombra de los álamos de la Amazonas. Se ha convertido casi en un hobby por lo que antes de ir a su oficina ubicada en la Reina Victoria, se reúne con sus amigas y toman algo. Ellas prefieren una de las mesas de madera que dan a la calle en el Café 420, ubicado en la Amazonas y Robles. Aquí la atención es de 09:30 a 19:30. Los precios van entre USD 1,50 a USD 4.