Alejandro Ribadeneira
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Tim Burton hizo con ‘Alicia en el país de las maravillas’ lo mismo que Guy Ritchie con el nuevo Sherlock Holmes: una versión tan libre y moderna, que cuesta reconocerla.
Esta Alicia es más adulta, pretendida en matrimonio por un lord de intestino frágil. No es la niña que, en la novela original, está aburrida y cae en el anzuelo de un conejo.
La ficha técnica
Título: ‘Alicia en el país de las maravillas ‘
Dirección: Tim Burton
Guión: Linda Woolverton, basado en las novelas de Lewis Carroll sobre el personaje de Alicia.
País: Estados Unidos
Año: 2010
Duración: 108 minutos
Curiosidades: Colleen
Atwood, ganadora de dos Premios Oscar, estuvo a
cargo del vestuario.
La nueva Alicia se vuelve revolucionaria y libra una lucha interna para recuperar su ‘muchosidad’ perdida, mientras colabora para derrocar a la reina de la Infratierra.
Esto no es ni bueno ni malo, pues el lenguaje del cine no es el mismo que el de la literatura. Pero era obvio que Burton, conocido por el estilo sombrío y poético de sus filmes, no se limitaría a calcar el libro y adornarlo con la cara de Johnny Depp.
Tampoco se basó en ninguna de las anteriores 23 películas sobre Alicia, y menos en la de Disney, estrenada en 1951 y, quizás, la versión más famosa hasta ahora.
Burton dejó su marca a lo grande. Primero, el guión es una versión muy libre que, en realidad, mezcla dos novelas. La una es ‘Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas’. La otra es ‘A través del espejo y lo que Alicia encontró allí’.
Ambos textos fueron escritos por Lewis Carroll, un matemático y sacerdote anglicano que en realidad se llamaba Charles Lutwidge Dodgson. De hecho, estos libros están repletos de críticas a la educación y a la política de la época (1865, en plena expansión del imperio británico), sazonados con problemas de lógica que tanto le gustaban.
Burton podó los personajes (no hay Reina de Corazones), eliminó escenas (la carrera con el Dodo) y se inventó otras, incluso de acción. Mantuvo la crítica social y acentuó la carga política. Con esto perdió en simbolismo, pero ganó en fluidez.
Eso sí, hay que estar muy atentos, pues los diálogos no son fáciles y hay palabras extrañas que confunden al espectador. La ‘muchosidad’ (fuego interior) es una de ellas.
Segundo, los efectos especiales son de altísima calidad. Los paisajes, los animales y la perspectiva son envolventes. La versión en 3-D es muy respetuosa con el espectador, pues no hay lanzas que se lanzan contra las butacas. La película es una golosina visual, digna de admirarse, aunque quizás los más pequeños se asusten un poco con determinadas partes.
Tercero, Burton logró un elenco muy equilibrado. La joven Mia Wasikowska se pone el vestido (los vestidos, porque se encoge y se agranda de tamaño, como en el libro) de Alicia. Muestra oficio, pero transmite más frialdad que dulzura.
Helena Bonham Carter sube los decibeles en el traje de la malvada, cabezona y gritona Reina Roja. Es una villana excelente.
Pero Jonnhy Depp se lleva las palmas como el Sombrerero. Su legendaria seriedad para encarnar este tipo de papeles está justificada. Depp hace mucho más que ponerse un disfraz y hacer gestos: logra dotar de alma y carácter a este loco.
Los rostros más famosos de Johnny Depp
Eduardo Manos de Tijera, 1990 Es un tímido y solitario joven, con tijeras en vez de manos.
Don Juan, 1995 ¿Quién podía encarnar al mejor amante del mundo si no Johnny Depp?
Jack Sparrow, 2003 Capitán del Perla Negra, traicionero y borracho. Volvió en 2006 y 2007.
Willy Wonka, 2005 Con aire de Michael Jackson, es dueño de una fábrica de chocolates.
Sweeney Todd, 2007 Es un barbero que corta muy bien la barba… y también el cuello.
John Dillinger, 2009 Un mafioso de la vida real que actuaba en Chicago, en los años 30.