La convención de Alianza País, para elegir a sus autoridades, se efectuó el pasado fin de semana en Guayaquil. Foto: Enrique Pesántez/ EL COMERCIO
Conformar un frente progresista. Ese es el principal objetivo de Alianza País (AP) de cara a las elecciones seccionales previstas para el 24 de marzo del 2019. La invitación se planteó a todas las organizaciones de centroizquierda.
La idea es sumar al menos 100 agrupaciones nacionales y locales que tengan registro en el Consejo Nacional Electoral (CNE). Miguel Carvajal, exministro de la Política de este Gobierno, aseguró que han pensado en grupos como Pachakutik y Unidad Popular (ex MPD), que fueron sus aliados, pero se alejaron por discrepancias con Rafael Correa.
Sin embargo, varias de las organizaciones de izquierda no ven en AP un aliado. Andrés Valdivieso, director provincial de Democracia Sí, por ejemplo, negó que se esté en conversaciones para lograr esa unión. Aseguró que el interés de su organización es juntarse con movimientos locales. Por ejemplo, en Quito ya tienen un acuerdo con Vive.
Geovanny Atarihuana, director nacional de Unidad Popular, descartó una alianza y aseguró que AP nunca se constituyó en una real fuerza de izquierda. Lo mismo piensan los dirigentes de Pachakutik.
Estas agrupaciones piensan en reeditar el Acuerdo Nacional Por el Cambio, con la candidatura de Paco Moncayo a la Alcaldía de Quito.
Fernando Bustamante, exasambleísta de AP y docente de Flacso, recuerda que la alianza de esa agrupación con la izquierda tradicional existió hasta después de la Constituyente del 2008. Pero que el distanciamiento fue muy fuerte y llegó incluso hasta algunos episodios de persecución política desde el Régimen anterior.
Por esto -dice- será muy difícil una reunificación. Además, cree que las medidas económicas por la crisis lo hacen ver más cercano a la centroderecha, por lo que será duro compaginar con las izquierdas.
Dentro de AP y en el Gabinete de Moreno no hay consenso sobre un frente. A la par de la creación de la coalición anunciada en la Convención del pasado fin de semana, se lanzó ya otra organización con objetivos similares: el Frente Vamos.
Augusto Barrera, titular de la Secretaría de Educación Superior, encabeza Vamos. Él no estuvo presente en la cita de Guayaquil en la que se ratificó a Moreno como presidente de AP, el sábado pasado.
Las alianzas son importantes para AP en tiempo electoral, sobre todo en las provincias y ciudades más grandes. En el 2014, en las seccionales, la falta de consensos ocasionó que solo ganaron una alcaldía en las 10 ciudades más pobladas del país. Fue en Durán (Guayas) y gracias a una alianza local.
A raíz de ese proceso, que se conoció como el primer fracaso de AP, el movimiento empezó un trabajo de sumar movimientos aliados en provincias. Eso dio resultado en las pasadas votaciones legislativas.
La mayoría con la que AP empezó el período se debió a esas alianzas. 24 de las 74 curules obtenidas fueron a través de acuerdos con siete movimientos locales y nacionales en Loja, El Oro, Orellana, Santa Elena, Manabí, Chimborazo, Azuay, Bolívar e Imbabura.
Solo cuatro de esas organizaciones continúan en alianza con AP. Las otras tres, en cambio, se han alejado como el caso de ARE (Loja), cuyo líder, Bolívar Castillo, fue destituido de la Alcaldía.
Los otros dos casos están en el limbo. Pero el mayor problema del oficialismo está en Manabí. La alianza con MUP significó que esa provincia sea un bastión del oficialismo en la década pasada. Ocho de nueve curules ganó AP en esa localidad en el proceso pasado.
Pero los líderes de ese movimiento local, Mariano Zambrano (padre) y Mariano Zambrano (hijo), actuales prefecto y legislador, respectivamente, son investigados por la Fiscalía por supuestos actos de corrupción. Contra el Prefecto hay una orden de destitución de la Contraloría. A esto se suma que en la pasada consulta popular el No -que impulsó Correa- venció allí.
Legisladores de esa provincia como Teresa Benavides, Karla Cadena y Daniel Mendoza son cautos. La decisión de si la alianza con MUP continúa aún no está tomada. Pero ya se habla de crear otro movimiento o darle fuerza a cuadros de AP como Ricardo Zambrano, tercer vicepresidente de la organización y quien ya se promociona para la Prefectura.
Además, AP se ha planteado impulsar a otros movimientos. Por ejemplo, Alianza Bolivariana Alfarista (ABA) ha tomado protagonismo. Su máxima dirigente, María Alejandra Vicuña, fue nombrada vicepresidenta de la República y tiene el mismo cargo en AP.
Luis Verdesoto, analista político, considera que se debe diferenciar los objetivos políticos del Gobierno con los del Movimiento. Por un lado, destaca que Moreno tenga la actitud de acercarse a todas las fuerzas de su tendencia.
Cree que la dirigencia de AP debe dejar de pensar en los resultados electorales y apoyar a Moreno en su idea de unificar al país en la transición.