Alianza País presentó el pasado 19 de mayo a su nueva directiva en Guayas. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
La “revolución ciudadana” es hoy la columna vertebral de las estructuras políticas del correísmo y del morenismo. Cada una de esas alas realiza trabajos para sostener ese eje medular tras la separación a inicios de este año de los seguidores de Rafael Correa del movimiento Alianza País (AP), que ahora lidera Lenín Moreno.
En el oficialismo se empezó el proceso de fortalecimiento de las bases y estructuras, además de la reconformación de las directivas provinciales para mantener el proceso político. El objetivo es reactivar los Comités de la Revolución Ciudadana, impulsar a los jóvenes a participar en la actividad partidista y mantener los 1,2 millones de adherentes.
En cambio, en el correísmo justamente se comenzó a atraer a esos militantes instándolos a desafiliarse de la lista 35, para que con su firma apoyen la creación del Movimiento Acuerdo Nacional (Mana).
El propio expresidente Rafael Correa, durante un mensaje a su militancia y difundido la semana anterior, advirtió que “la revolución fue traicionada” por el “oportunismo”.
En esa línea, convocó a sus seguidores a “recuperar la Patria”. Figuras de la “vieja guardia” como Paola Pabón, Virgilio Hernández, Ricardo Patiño, Gabriela Rivadeneira y Bairon Valle están a cargo del proceso de registro legal del nuevo movimiento ante el Consejo Nacional Electoral (CNE).
El objetivo es alcanzar hasta el 20 de junio unas 800 000 firmas y así ser habilitados para las seccionales de marzo del 2019. Para ser legalizados necesitan el 1,5% de las rúbricas del padrón electoral nacional, es decir 195 398. Según Valle, en un primer barrido realizado la semana pasada ya se habían alcanzado 90 000.
Aunque no da cifras, reconoció que un alto porcentaje de los firmantes han sido militantes de la lista 35 que decidieron “abandonarla” para apoyar la iniciativa correísta.
El correísmo analiza su proceso de reconocimiento los lunes y viernes en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
“La revolución está con nosotros, hoy AP sigue otras ideas totalmente opuestas”, comentó Valle. Él, quien es parte de la brigada de Organización de Base, afirmó que buscan trabajar para evitar la precarización laboral, para la priorización de grupos vulnerables y del capital humano sobre el económico.
En el sur de Guayaquil se han instalado 16 puntos fijos para la recepción de firmas. También recorren diariamente los barrios en una campaña “puerta a puerta”, en la que se captan alrededor de 800 rúbricas.
“Lo primero que se le pregunta al ciudadano es si es adherente a Alianza País u otra organización política”, comentó Tomás Noboa, dirigente barrial de las parroquias Ximena y Febres Cordero. Y en caso de que acepte dejar las filas del oficialismo u otro grupo se le permite plasmar su apoyo con la condición de que presente su desafiliación ante la autoridad electoral.
Esa situación no genera preocupación en AP. Rommel Salazar, su nuevo director provincial en Guayas, afirmó que no ha existido “una desafiliación masiva” como se anunció y que en la provincia más poblada del país apenas 400 personas dejaron el movimiento.
Contó que están trabajando en un mapeo a escala nacional para identificar la cantidad exacta de los Comités de la Revolución Ciudadana. También Guayas y Manabí celebraron ya la posesión de sus nuevos directivos; otras provincias como Pichincha, Santa Elena y El Oro están en ese proceso.
Salazar indicó que AP hoy constituye un movimiento cuyo proyecto político “ha evolucionado, no se ha quedado estático”. Citó como ejemplo el proyecto de diálogo nacional del Gobierno con varios sectores del país, lo que “no ha implicado la cesión de derechos de las grandes mayorías”.
“Estamos conversando con la militancia, esa militancia que solamente se convocaba para un plantón, para una campaña electoral o un mitin, pero que no se le daba la importancia que merecía; había una desconexión entre los dirigentes y las bases”, contó Salazar.
Bertha Muñoz es una de las militantes del sector Juan Montalvo, al noroeste de Guayaquil. Ella afirmó que las células del oficialismo en su barrio se mantienen. “Nos dolió la partida de la gente de Correa, pero el presidente Moreno combate con mano firme la corrupción, por eso seguiré votando por la 35, no me voy a ir a otro partido”.
Días atrás, la vicepresidenta María Alejandra Vicuña hizo también un llamado a la unidad para enfrentar el nuevo momento político que enfrenta la organización.