Ayer, 5 de julio de 2017, se llevó a cabo una reunión entre los legisladores de Alianza País y sus aliados, con el presidente Lenín Moreno, en el Palacio de Carondelet. Foto: Galo Paguay/EL COMERCIO
El tono de la confrontación en Alianza País (AP) subió ayer, 5 de julio de 2017. En especial luego de la publicación de dos mensajes en la red social Twitter.
Uno fue del expresidente Rafael Correa, quien cuestionó la medida del actual Gobierno de entregar un comodato por 100 años a la organización de oposición Conaie. La calificó de “desleal” y “mediocre”. El otro mensaje fue del actual Mandatario, Lenín Moreno, que contestó sin mencionar a su antecesor. “Para el odio, no cuenten conmigo”.
De a poco, un ambiente de tensión se instauró entre los militantes del oficialismo. Marcela Aguiñaga, legisladora y máxima dirigente de País en el Guayas, advirtió que no sería parte de un Gobierno que “estaría cogobernando con el bucaramato”.
Lo dijo en referencia a una serie de publicaciones que circularon ayer en redes sociales, sobre una supuesta reunión entre representantes del Ejecutivo y de Fuerza Ecuador (antes Partido Roldosista Ecuatoriano) en Panamá, para negociar la administración de empresas vinculadas al sector eléctrico. “He pedido una aclaración”, dijo Aguiñaga. “Luego tomaré una decisión”.
La legisladora y exsecretaria ejecutiva de A. País, Doris Soliz, y la actual secretaria ejecutiva del movimiento, Gabriela Rivadeneira, también se pronunciaron en la misma línea.
“Muchos asambleístas tenemos la preocupación de que los diálogos crucen ciertas líneas rojas (…) acuerdos con la derecha para retroceder los avances que el país ha tenido”. Lo señaló Soliz poco antes de entrar a un encuentro en el Palacio de Carondelet, a las 13:00.
Ahí estaba previsto tratar la agenda legislativa, para saber qué leyes priorizar. Sin embargo, luego de lo ocurrido la exsecretaria ejecutiva confirmó que las diferencias que existen en el movimiento se incluyeron en el debate.
El propio Moreno comentó durante esa cita que una persona honesta, si no está de acuerdo con el principio de un partido, “únicamente se retira”.
“Algún momento lo dije (..). Yo, el momento que salga de Alianza País no me volveré a afiliar nunca más a ningún otro partido. Ha sido una experiencia maravillosa”.
Las diferencias han sido una constante en la dinámica del funcionamiento de País desde que asumió el poder. Pero en los albores de las elecciones pasadas alcanzaron un pico cuando se tuvo que definir el orden de los nombres que irían en la papeleta de Presidente y Vicepresidente.
Con Correa impedido legalmente de terciar para las presidenciales, una facción del movimiento pugnó para que el sucesor sea el Vicepresidente. En especial quienes han estado cerca de los sectores estratégicos; el frente más pragmático en el Gobierno.
Otra facción del oficialismo, en cambio, pugnó por la opción de Lenín Moreno. Ahí se enlistaron quienes estuvieron en el ala más ideológica, crítica de la gestión pasada y cercana a los sectores sociales.
Con la victoria electoral del 2 de abril pasado, A. País esperaba reencontrarse. Pero las primeras acciones del nuevo Gobierno pusieron en evidencia dos visiones de Gobierno, no solo por la forma de llevar el diálogo, sino también en temas como la Ley de Comunicación, la educación superior y la relación con los empresarios.
Durante los últimos 10 años, los temas que fueron motivo de distanciamiento se pudieron canalizar gracias a un liderazgo dominante, señala la socióloga y docente de la Universidad Católica, Natalia Sierra.
Ahora, en cambio, hay otro escenario. Correa no solo dejó Carondelet, el espacio donde se toman las decisiones finales, sino que confirmó que este 10 de julio se alejará de la política y se radicará en Bélgica. “La división será más evidente, y Moreno ganará más terreno. Un factor que influirá en la gobernabilidad”.
Hay que reconocer, agrega- que si bien el Presidente a nivel interno abre un frente, ante la sociedad está bien posicionado. El Mandatario logró en su primer mes un 67,97% de credibilidad, según Perfiles de Opinión.
El exintegrante de País, Fernando Bustamante, cree que con base a la dimensión que han adquirido los hechos, la división en el oficialismo puede ahondarse. Y eso se trasladará a la Asamblea. Basta que seis personas no se alineen para perder la mayoría.