Redacción Santo Domingo
En la finca de Francisco Arias, la semilla de palmito ya no se produce sobre el terreno.
El mejoramiento de la producción
El financiamiento fue de la Corporación Andina de Fomento y la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas. Se invirtieron USD 180 000. La CAF aportó USD 85 000.Las semillas, que son pequeñas plantas, se pusieron en una plataforma de madera, construida a un metro del piso. Encima se armó una especie de invernadero, forrado con plástico.
Así se consiguió mejorar la calidad de las plantas y aumentar la germinación de un 40% al 65%. Antes, solo se obtenían 60 000 plantas-semillas, dice Ferley Henao, consultor de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
Este mejoramiento de la producción forma parte de un programa de alianza entre pequeños agricultores y empresas agroindustriales. Además de palmito se trabaja con productores de ají, mora, frutilla, choclo y pepinillo. Ellos están en Santo Domingo de los Tsáchilas y en Pichincha.
La producción se entrega a la empresa Sipia, que fabrica los productos Snob. El proyecto es impulsado por la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), con apoyo de la CAF y la Fundación Suiza de Cooperación para el Desarrollo Técnico (Swiss Contact).
La propiedad de Arias está en Pedro Vicente Maldonado, un cantón del noroccidente de Pichincha. En 38 de las 50 hectáreas se cultiva el palmito.
El administrador Gonzalo Arias, un joven agricultor, contó que con esa nueva técnica pudieron sortear los estragos de la sequía y mejorar la producción y calidad de las semillas de palmito.
La producción de abono. Los agricultores preparan sus abonos orgánicos en tanques para utilizar en la plantación de palmito. Eso mejora el rendimiento y se obtiene un mejor fruto.Nelson Orrego, otro consultor de la CAF, también participó en el asesoramiento a esta finca y en la de José Lara. Este español de Málaga imitó la misma técnica, pero usó caña guadúa para construir la plataforma del invernadero.
Utilizando esta técnica se evitó el contacto directo de las fundas de plantas de palmito con la tierra. Sobre la caña se colocó una porción de cal, para impedir que las plagas dañen a las plantas. Lara reemplazará a 17 500 plantas afectadas por la última sequía.
En las 400 hectáreas, el agricultor produce 60 000 tallos mensuales de palmito, que los vende a cada uno en USD 0,25.
A los productores de palmito también se les recomendó que hagan rotaciones de cultivos, con el fin de que el suelo no se degrade. Por ejemplo, se les hizo sembrar maíz, fréjol y luego el palmito. La fertilización se hizo con abonos orgánicos y así mejoraron la calidad para la exportación.
El palmito es uno de los productos que requiere Sipia, para su producción, según un estudio.
María Gabriela Albán, coordinadora del proyecto, dijo que también necesita choclito (choclo pequeño), pepinillo, frutilla y alcachofa. Estos se sembraron en cuatro huertos pilotos de 1 000 metros cuadrados.
De forma paralela se desarrollaron capacitaciones prácticas sobre cómo implementar mecanismos de buenas prácticas agrícolas y el desarrollo tecnológico.
La transferencia de conocimientos y tecnología se realiza a cuatro haciendas y a 20 pequeños agricultores.
La producción mejoró. En el choclito, el rendimiento aumentó de 45 000 a 96 000 frutos por hectárea. En pepinillos subió de 10 000 a 38 000 unidades. En alcachofa se obtuvieron 25 000 kilos de los 7 000 por hectárea. En el caso de la frutilla aún no se miden los resultados.
Este programa permite garantizar el abastecimiento de productos agrícolas bajo estándares de calidad, según Albán. También mejora el nivel de vida de los agricultores aumentando su producción y competitividad. A esto se añade el pago de precios sin intermediarios.
El convenio de asociación, denominado Fortalecimiento del clúster hortofrutícola mediante esquema de desarrollo de proveedores, se firmó en mayo de 2008. En este mes se presentarán los resultados conseguidos.