Francisco Campos revisa una ecografía en la Maternidad Mariana de Jesús.Mario Faustos / EL COMERCIO
Fue unámine. Los ocho delegados de la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideraron oportuno declarar ayer, 1 de febrero del 2016, la emergencia sanitaria internacional por el zika.
Fue en una reunión extraordinaria convocada ante la expansión del virus y los males asociados. Entre estos la microcefalia, meningitis, meningoencefalitis, mielitis y el síndrome de Guillain-Barré.
Aunque se aclaró que científicamente no hay pruebas definitivas para esa vinculación, destacaron la importancia de la alerta para países como Brasil, donde hay más de 4 000 casos de microcefalia.
“Todos estuvieron de acuerdo en la necesidad de coordinar los esfuerzos internacionales para investigar y comprender mejor esa relación”, refirió Margaret Chan, director de la OMS.
La última alerta de este tipo se dio en el 2014, cuando se detectó una expansión del ébola. Aunque ambas enfermedades son totalmente diferentes.
El Instituto Carlos Chagas (ICC-Fiocruz Paraná), de Brasil, dio poco antes de la alerta pistas más claras sobre la posible transmisión intrauterina del zika durante la gestación.
La investigación se hizo en una mujer del noreste del país, que presentó síntomas de la enfermedad y sufrió un aborto en el tercer mes de embarazo. El resultado determinó que el virus (de unos 5 milímetros) pudo traspasar la placenta y afectar al feto.
Una de las medidas que se aplica en Esmeraldas es la fumigación en zonas de riesgo.Vicente Costales / EL COMERCIO
“Una hipótesis razonable sería que el virus zika puede estar usando la capacidad migratoria de las células para llegar a los vasos fetales”, se indica en el estudio que el instituto realizó.
El virus también fue detectado en muestras de sangre y tejido de cuatro recién nacidos con malformaciones en el estado de Río Grande do Norte, como reportó la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado 17 de enero.
Por eso ayer, incluso la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, autorizó vía decreto el ingreso forzado de agentes de salud a inmuebles abandonados con el fin de llevar adelante acciones de combate al mosquito Aedes aegypti, que transmite los virus del dengue, el zika y la fiebre chikungunya.
La diseminación explosiva del zika, que podría causar unos cuatro millones de casos en este año en América, precisamente llevó a la OMS a convocar al Comité de Emergencia ayer.
Se puso mayor atención en los casos de microcefalia y sus secuelas en los neonatos.
En el departamento de Control de Infecciones de la Maternidad Enrique C. Sotomayor de Guayaquil -una de las más grandes de Ecuador con cerca de 25 000 nacimientos al año-, la médica Mercedes Ortiz siguió atenta la reunión de la OMS. También, lo que sucede en Brasil, donde a raíz del brote de zika, la tasa de microcefalia pasó de 5,7 casos por cada 100 000 nacidos en 2010 a 99,7 en noviembre del 2015.
El problema de la microcefalia es que el neonato puede padecer una enfermedad para toda su vida, que va a afectar su desarrollo psicomotor, como refiere la especialista.
En las salas de espera de este hospital de la Junta de Beneficencia, la trabajadora social Cinthya Alvarado explica las probables consecuencias del zika en los bebés a las madres que acuden. “¿Han escuchado qué es la microcefalia? -les pregunta-. Es cuando el bebé nace con la cabeza más pequeña de lo normal, su cerebro no se desarrolla del todo y tiene problemas para hablar, caminar, razonar…”.
Ana Almeida la escuchó atenta. Tiene cuatro meses de embarazo y vive en la Cooperativa Balerio Estacio, una zona urbano-marginal del noroeste de la ciudad. “Tengo que cuidarme, porque allá hay mosquitos todo el día”, dice.
Eliminar los criaderos del mosquito Aedes aegypti, trasmisor del virus; usar repelente infantil, toldo para dormir y vestir ropa clara son algunas de las recomendaciones.
La ginecóloga Sonia Díaz repite esos consejos en su consultorio en la Maternidad Mariana de Jesús del Ministerio de Salud Pública, en el suburbio guayaquileño.
Fabiana García, con 35 semanas de embarazo, los aprende para ponerlos en práctica en su casa ubicada en Monte Sinaí, otra zona de riesgo por la falta de servicios básicos.
La directora del hospital, Katiuska Hernández, resalta la importancia de buscar ayuda médica inmediata si la madre presenta fiebre leve y sarpullido. Y de seguir los controles prenatales desde el inicio del embarazo para detectar posibles alteraciones, pues generalmente solo uno de cuatro pacientes con zika presenta síntomas claros.
“En una ecografía se hacen tres mediciones claves: el diámetro de la circunferencia de la cabeza, la circunferencia del abdomen y la longitud del fémur. Si no hay una simetría, según la edad gestacional, hay que hacer más chequeos”.
Un perímetro menor a 33 centímetros puede ser una señal de alerta, como indica la neonatóloga Martha García, coordinadora de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Abel Gilbert Pontón. Pero los problemas más severos están relacionados con el desarrollo psicomotor del niño.
“Solo entre el 10 y 15% de pacientes con microcefalia puede alcanzar un rango de desarrollo neurológico parecido al normal. El resto requerirá fisioterapia”.
El neonatólogo Oswaldo Andrade advierte que hay que prestar atención a otros síndromes neurológicos que pueden afectar a niños y adultos, como el Guillain-Barré, que sumó 42 casos durante el brote de virus zika en la Polinesia Francesa.
“Un Guillain-Barré es similar a una parálisis, que incluso puede llevar al paciente, según la gravedad, a una sala de cuidados intensivos. En este síndrome hay un proceso degenerativo de transmisión entre las neuronas que genera la disfunción muscular”, explica Andrade.
El zika tardó 48 años en llegar a América. Se registró por primera vez en Uganda y luego pasó a Malasia, Camboya, Polinesia Francesa hasta llegar a Brasil, Colombia, Ecuador.
Sociedad
El virus ha provocado meningitis, meningoencefalitis, mielitis, microcefalia y el síndrome de Guillain-Barré.
22 casos
de zika se han confirmado en el Ecuador. De ese total, 13 son autóctonos y nueve, importados.