Las autoridades alemanas admitieron haber expulsado por error hacia China a un solicitante de asilo uigur, minoría musulmana turcoparlante que asegura ser víctima de represión en China, informó el lunes, 6 de agosto del 2018, la televisión pública alemana BR.
En los últimos meses, las diferentes administraciones alemanas a cargo de las expulsiones de solicitantes de asilo a quienes se les denegó ese estatuto están envueltas en polémicas luego de que se notaran varias expulsiones que resultaron ser ilegales.
El mes pasado, Alemania expulsó hacia Túnez a un hombre que Berlín acusa de haber sido guardaespaldas de Osama Bin Laden pero que jamás fue condenado.
Según el canal BR, el 3 de abril un joven uigur tenía cita para el estudio de su solicitud de asilo. Pero las autoridades bávaras no recibieron un fax precisando la razón de la cita de parte de la Oficina Federal para la Migración y los Refugiados (BAMF) , por lo que expulsaron al joven de 22 años hacia China el mismo día.
El abogado del joven indicó que desde entonces no tiene noticias del uigur. “No dio señales de vida, tememos que haya sido detenido”, indicó a BR Leo Borgmann.
“Dada la situación (en Xinjiang, región del noroeste de China donde viven la mayoría de los uigures), una expulsión hacia China es inadmisible”, estimó por su lado la representante del gobierno alemán para los derechos humanos, Bärbel Kofler.
Los últimos años los militantes uigures radicalizados cometieron atentados en China y las autoridades impusieron un estricto control de las libertades individuales y religiosas de esta comunidad.
La región de Xinjiang, fronteriza con Pakistán y Afganistán, tiene una población de nueve millones de uigures que denuncian una política de opresión por parte de Pekín.
Este caso recuerda la expulsión hacia Túnez a principios de julio de Sami A., identificado por Túnez como Sami Idoudi. En su caso un tribunal había prohibido su expulsión hacia su país de origen, pero las autoridades competentes vieron muy tarde el fax en ese sentido.
Sami Idoudi es sospechoso de tener vínculos con movimientos yihadistas y de haber sido el guardaespaldas de Osama Bin Laden, pero nunca fue juzgado ni condenado. Casado y con hijos, Sami Idoudi vivía desde 2005 en Bochum, la antigua de la cuenca minera del Ruhr.
El año pasado un solicitante de asilo afgano fue expulsado de Alemania de manera ilegal y Berlín tuvo que organizar su regreso.