Redacción Cultura
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Qué duro es andar
entre la gente
Qué duro es andar entre la gente
fingiendo que no se ha sucumbido,
y narrar a quienes no han vivido todavía
el juego trágico de las pasiones.
¡Y fijando la mirada en una pesadilla nocturna,
encontrar un orden en el desordenado torbellino del sufrimiento,
para que se conozca el incendio mortal de la vida
a través de los pálidos resplandores del arte!
Sobre el destino del poeta
Las palabras demuestran tener un poder inesperado: ponen a prueba los corazones de los hombres y realizan cierta selección en las montañas de escoria humana: es posible que estas estén reuniendo algunas partes de la vieja especie llamada “hombre”, las partes que pueden servir para la creación de nuevas especies, ya que la vieja, por lo visto, se disminuye rápidamente, se degenera y muere.Los rusos que habitan las novelas de Fiódor Dostoievski o los poemas de Alexander Pushkin viven al filo del abismo, asomándose todo el tiempo hacia el fondo, enfermos de vértigo, obsesionados, temiblemente sensibles. Es decir, viven como si vivir no fuera suficiente.
Esta imagen del espíritu ruso no es exagerada para la profesora rusa (nacionalizada ecuatoriana) Ekaterina Ignatova. “Es conocida la idea de que si un alemán (por decir algo) y un ruso empiezan a hablar de lo terrible de la vida, al día siguiente el alemán volverá a hablar tranquilo, pero el ruso tendrá un arma en su sien”.
Esa fuerza vital, esa sensación de que la vida no alcanza, es la potencia que anima la obra del poeta Aleksandr Blok (San Petersburgo 1880- 1921). Poco conocida en el medio local, la poesía de Blok es reconocida como una de las más excelsas del simbolismo ruso, movimiento de fines del siglo XIX y principios del XX.
Una traducción reciente, realizada por Ignatova e Iván Carvajal, ha puesto de nuevo en circulación el nombre y la obra de Blok entre nosotros. ‘La desconocida y otros poemas’ recoge una selección de poesía y prosa realizada a partir de la edición de sus ‘Obras Completas’ en lengua rusa, de 1960.
En la introducción de la traducción (editada por el sello Orogenia) Ignatova hace esta breve, pero demoledora, observación: “Entre todos sus contemporáneos, Blok fue el que con mayor intensidad reflejó las trágicas contradicciones de su época”. Ahora repárese en que la época de Blok fue la de la decadencia del zarismo y el advenimiento de la Revolución.
El 24 de septiembre de 1906 Blok inició su poema Rus (referido a su país) con este verso: “Eres insólita hasta en el sueño”. Esa sensación de fascinación melancólica se acentúa luego: (Rus) “Donde los hechiceros con las adivinas/ encantan los cereales en los campos,/ y las brujas se regocijan con los demonios / en los remolinos de nieve del camino”.
La transición entre el espiritualismo del siglo XIX hacia la Revolución significó una renovación en las técnicas literarias empleadas por la generación de Blok. El novelista y poeta español Luis Antonio de Villena observa esta transición en una nota aparecida en el suplemento El Cultural, del diario español El Mundo.
Dice: “El simbolismo (que en Rusia se tiñó de cierta espiritualidad heterodoxa, y de un afán místico que casi llegaba al espiritismo) tuvo que dejar paso al acmeísmo, más atento a la renovación formal y en cierto modo el primer trampolín de una poderosa vanguardia que prácticamente nació con la revolución bolchevique, y que se hundió con la terrible represión que, en muy pocos años, esa revolución puso en marcha”.
La lucidez trágica del poeta lo llevó a confiar, en un primer momento, en la Revolución socialista, aún a pesar de sus orígenes aristocráticos (su abuelo materno fue el rector de la U. de San Petersburgo y su esposa fue la hija del químico Dimitri Mendeléyev). Sin embargo, su enérgica y taciturna espiritualidad lo llevó, en sus últimos años, a pensar que el destino era mucho más complejo y mucho más trágico de lo que anticipaban las teorías y los movimientos sociales. Para él siempre “Rusia es una tempestad”.