Alberto Dahik fue vicepresidente de la República con Sixto Durán Ballén. Estuvo asilado en Costa Rica. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
¿Aún mantiene su propuesta del timbre cambiario como un mecanismo para suavizar las rigideces de la dolarización?
Efectivamente, pero sin cambios: como una medida temporal, como parte de un programa para cambiar el modelo económico vigente, eliminando las salvaguardias y todos los cupos y prohibiciones para importar, y que el Estado también pague este arancel unificado y único para todas las importaciones.
¿Las reglas de comercio internacional permiten una medida como el timbre cambiario?
La OMC estaría más feliz con este nuevo esquema que con el vigente.
Es una medida que protege a los exportadores.
No es protección, es una compensación parcial por la desventaja cambiaria que han tenido, producto del inadecuado modelo económico. Los exportadores han tenido 15 años con un tipo de cambio fijo, con incrementos de costos de producción y de aranceles. Han estado salvajemente desprotegidos por muchos años.
¿Existe el escenario para que la medida funcione?
He cumplido con mi obligación de proponer una medida que el país necesita. Si se aplica aisladamente y no se cumple lo que he recomendado, el remedio puede ser peor que la enfermedad.
¿Y si el Gobierno la usa para otros fines?
Si lo hace saldré a decir los riesgos que eso tiene. El Gobierno puede utilizar una serie de mecanismos perversos sin necesidad de aplicar el timbre cambiario, por ejemplo, incautar divisas o poner cupos a las divisas como sucede en Venezuela y Argentina. Eso lo puede hacer. Lo que trato de proponer es un mecanismo para evitar que se cometan los errores de esos países.
En su propuesta, ¿quién define el monto a subastar de timbres cambiarios?
Un comité conformado por el Banco Central y sectores privado y financiero.
¿Quién fija el valor?
El mercado, ya que se trata de la subasta de un cupo.
¿La medida funciona con un Banco Central que depende del Ejecutivo?
Debe existir un Banco Central independiente.
Entonces no funciona con la actual Constitución
El Banco Central debe ser independiente, o debe existir la voluntad política para que funcione de esta manera.
¿Qué tan riesgosa es su propuesta en un escenario donde el Gobierno está necesitado de divisas?
Esta propuesta la presenté hace seis meses, cuando había más espacio de maniobra. La medida tiene una dirección y un ‘timing’ adecuado. Pero han dejado pasar mucho tiempo y la economía sigue complicándose.
¿El timbre cambiario resuelve el problema del sector externo del país?
Resuelve de alguna manera un problema del sector externo, causado fundamentalmente por el modelo económico y el excesivo gasto público.
Si el problema está en otro lado, ¿la medida no debiera apuntar el resolver el problema fiscal?
El timbre cambiario por sí solo no resuelve el problema de la economía del Ecuador, es parte de un programa completo. El actual modelo es insostenible e incompatible con la dolarización.
¿Le ve a este Gobierno cambiando de modelo?
Si no lo cambia vamos a una recesión al estilo de Grecia o Puerto Rico.
¿Qué medidas faltan para lograr ese cambio?
Para generar la confianza que el país necesita hay que ir al FMI con un paquete financiero de gran calibre, que permita conseguir más recursos financieros de organismos multilaterales; un programa multianual de reconversión de la economía y un cambio en el modelo. Además, reducir el riesgo país para poder emitir papeles de deuda y que la economía empiece a moverse con inversión extranjera y nacional, eliminando obstáculos al sector productivo. La focalización de subsidios no puede seguir tal como está.
Ese es un paquete de medidas de un Gobierno de la ‘larga noche neoliberal’.
No, es de un Gobierno del brillante amanecer del futuro ecuatoriano.
Entonces, para que el modelo funcione habrá que cambiar de Gobierno.
No, tenemos que cambiar de modelo.
¿Este Gobierno puede cambiar de modelo y seguir siendo el mismo?
Si la Unión Soviética cambió, si Castro está cambiando, si la China comunista se abrió, ¿por qué no puede cambiar el Ecuador.
¿Hay otra opción que no sea el FMI?
Si existe quisiera conocerla, por la cantidad de recursos que se requiere, por las menores tasas de interés y los beneficios colaterales como generar recursos en organismos internacionales, recuperar la credibilidad que se necesita para que venga la inversión extranjera.
¿Cuántos recursos se necesitan para ese cambio?
Muchos, pero el comienzo está ahí. El actual modelo ha sido devastador para la estabilidad de la economía.
¿Alguna cifra?
Para que la economía camine se necesitan USD 10 000 millones, que se pueden conseguir de diversas maneras, no solo con deuda sino con inversión extranjera también. Pero el país tendrá que endeudarse para aliviar el impacto de la recesión.
¿Usted está conversando con el Gobierno para la aplicación de su medida?
No, pero si me llaman y me piden mi opinión la daré.
¿Cómo ve las observaciones de exautoridades como Mauricio Pozo o Abelardo Pachano?
Son gente muy respetable, pero han dicho que el timbre tiene tales o cuales problemas, pero no han analizado la receta completa.
Datos de su hoja de vida
Alberto Dahik fue ministro de Finanzas con León Febres Cordero y fue vicepresidente de la República con Sixto Durán Ballén. Estuvo asilado en Costa Rica.