Redacción Guayaquil
Ajenos a la realidad que viven, algunos niños corretean tras una pelota en el patio del Albergue del Buen Vivir, en Gómez Rendón y Lizardo García, en el sur de Guayaquil.
Allí, el Ministerio de Inclusión Social y Económica (MIES) ubicó temporalmente a 11 de las 54 familias afectadas por el aguacero del domingo pasado.
En medio del bullicio de los pequeños, un grupo de madres se dedica a la preparación de los alimentos, mientras varios jefes de familia limpian el sitio.
Amparito Espinoza, funcionaria del MIES, dice que desde el lunes acogen a 25 adultos y a 28 niños. Ellos debieron ser evacuados de sus viviendas, en el bloque 22 de Flor de Bastión.
El desborde de un canal de aguas lluvia ocasionó que un río de lodo se meta a las casas de caña, causando daños.
Daniel Valverde, uno de los afectados, dijo que su casa se derrumbó por la fuerza de la corriente. “A la medianoche alcancé a sacar a mi esposa y a mis dos hijos. Perdí todo, incluso los productos que vendo como ambulante y que me permitían mantener a mi familia”.
Valverde fue ayer a Flor de Bastión. Dijo que el sitio sigue lleno de lodo y que es imposible, en este momento, construir o levantar de nuevo su vivienda.
Algo similar vivió José García. Con su esposa, Geomar Yagual, y sus hijos, Cristian y Josué, pudieron salvar algo de ropa, un televisor y un DVD. “Lo que queremos es que nos reconstruyan las casas”, clama sentado en una cama del albergue.
Los afectados cuentan que los dirigentes de la cooperativa de vivienda, cuyos nombres no citan, sellaron hace dos meses la zanja para hacer una calle y tener más terrenos para vender. “Colocaron un tubo para que pase el agua, pero es demasiado pequeño. Al taponarse, el canal se llenó y se desbordó”.
Desde que ingresaron al Albergue del Buen Vivir, los afectados recibieron vituallas, útiles de aseo y de limpieza y alimentos. Silvia Marcillo, administradora del sitio, dijo que ayer personal del Centro de Salud N°2 brindó atención médica y dio medicinas gratuitas.