En la vorágine de la campaña por la consulta, entre tarima y tarima, entre el bosque de micrófonos, los más complacientes, el Presidente se da modos para seguir con su obsesiva persecución a la prensa.
Ya acabó con buena parte de los programas televisivos cuyas figuras fueron críticas en las pantallas de TV. Ya controla una veintena de medios con el disfraz de medios públicos cuando en realidad son parlantes de la voz oficial.
Ya emprendió con juicios y demandas a quienes han afectado a lo que se considera como la majestad del poder. Un recurso obsoleto, herencia anacrónica de las monarquías.
Ahora, cuando los vientos aconsejan despenalizar los delitos de opinión y los compromisos internacionales suscritos por el Ecuador tiene a la libertad de expresión como esencia de la vida civilizada y democrática al Presidente, en plena campaña, quizá para mostrar la fuerza demoledora de su convicción fanática, va contra los medios y los periodistas con el recurso de los juicios.
Han sido cuatro años de insultos y descalificaciones que todo el país conoce de sobra: Que si prensa corrupta y mediocre, que si gordita horrorosa, que si buitres, que si cloacas con antenas, y otros halagos parecidos. Una retahíla de epítetos inaceptables que recogió la Fundación Ethos en un curioso glosario que eriza la piel solamente el releerlo.
El lanzamiento de ‘El Gran Hermano’, segunda edición, de los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita, fue una fiesta por la libertad de expresión y la dignidad del oficio. En un salón repleto de personas de distintas visiones, con buen humor y firme convicción de libertad, la Unión Nacional de Periodistas fue la casa del acto.
El Presidente les pedirá a Calderón y Zurita, si gana el juicio por daño moral, 10 millones de dólares. No los tienen pero sí que tienen altura y dignidad para afrontar con buen talante el entuerto.
Eso no es todo. Ahora le toca el turno a Diario El Universo. El Jefe de Estado anunció que iniciará una demanda. Nada menos que por 80 millones de dólares y tres años de cárcel para sus directivos y un columnista por un artículo de su autoría. Otra mancha más al tigre de la ignominia de la persecución oficialista contra la prensa libre, que muestra los entresijos de la cosa pública, que ejerce su función de crítica del poder.
Como ayer, Eugenio Espejo, por la libertad; como Pedro Moncayo y su Quiteño Libre; como Juan Montalvo, por la libertad de imprenta y contra las tiranías; como Manuel J. Calle y tanto otros, la prensa libre seguirá buscando mostrar las distintas caras de la realidad con pluralismo y apertura aunque eso moleste al poder de turno y lastime a los autoritarios, autócratas y tiranos. Para evitar el poder concentrado y para que alguna vez exista una justicia independiente en sus fallos es que no convendrá nunca que el poder le meta las manos a la justicia.