Redacción Esmeraldas
Danny Moreira llegó, el sábado último, a la playa de Mompiche, con su tabla de surf. Buscaba olas grandes. Dos días antes se enteró, por los noticieros, que habría aguajes entre el 16 y el 18 de este mes.
Curiosamente, la noticia que inquieta a los habitantes de las playas, por los daños que puede ocasionar el mar, es esperada por los surfistas.
Como este manabita, de 24 años, decenas de deportistas arribaron al popular baleario del sur de Esmeraldas, el fin de semana.
Los turistas coparon los 12 hostales, hoteles y residenciales.
En la playa, incluso, se dictan clases de surf y se alquilan tablas a USD 5 la media hora.
Este fin de semana, todos esperaban las olas, de hasta 2,5 metros de altura, que se anunciaron. Las olas no alcanzaron esta dimensión, pero el mar se puso agitado el domingo. Eso permitió que los surfistas demuestren sus habilidades. Mientras ellos disfrutaban del océano embravecido, en Rioverde y Eloy Alfaro, en el norte, la gente tenía temor.
Estos dos cantones, precisamente, resultaron los más afectados por los aguajes anteriores, del 1, 2 y 3 de enero. En aquella ocasión, el fenómeno natural dejó 127 familias afectadas, tres casas destruidas y 127 casas averiadas. Hasta el momento, 12 familias de Eloy Alfaro continúan asiladas en la Escuela 16 de Octubre y en el Centro Infantil Vida Nueva, de la Isla de Limones.
En Rioverde, los vecinos, como Nilo Nayón, comentaban que aunque el mar estuvo ‘picado’ (con fuertes olas), el oleaje no fue tan intenso como hace 15 días. Efectivamente, hasta ayer los últimos aguajes no dejaron víctimas. El agua se llevó parte del muro de rocas de 150 metros que levantó el Municipio de Rioverde, la semana pasada.
Más al sur, en la provincia de El Oro, tampoco se reportaron novedades. A pesar del anuncio de los aguajes, aproximadamente
2 000 personas llegaron a las playas de la isla de Jambelí, uno de los sitios que resultó afectado con los oleajes de diciembre último.