Betty Jumbo. Editora de Agromar
En dos años y medio se posesionó el tercer Ministro de Agricultura. Hasta ahora no se vira la página para poner en marcha un verdadero plan de cambio en el campo. El sistema de producción de los 90 sigue vigente y muy pocos cambios se hicieron en las dos administraciones anteriores.
Con Ramón Espinel, el flamante ministro, se espera un giro de timón. Él tiene las herramientas: su formación académica y sus estudios en el campo sobre cómo mejorar la producción, sobre todo de los pequeños agricultores.
Hay un plan 2007-2011 que se estructuró con Carlos Vallejo, donde constan las políticas y las líneas de acción.
De eso no se ha aplicado mucho. Hubo intentos por avanzar en el riego, comercialización y crédito. No hay nada en el mejoramiento de la productividad, semillas, tecnología e investigación. En pesca y acuicultura es poco lo que se ha hecho.
El presidente Rafael Correa anunció que con Espinel llega una nueva visión para el agro.
Si es así, se espera que no solo se entreguen tierras, sino que se enseñe a producirlas, que los campesinos tengan semillas y que no reutilicen las que tienen, que haya capacitación y que la investigación llegue a tiempo y no a los dos, tres o hasta cinco años.
Estos cambios no se darán de la noche a la mañana, pues son parte de un proceso que tomará su tiempo, pero ojalá este tercer Ministro no se vaya sin haber cumplido las metas para el agro.