Madrid/Pamplona (España), DPA
Las investigaciones de la Guardia Civil española apuntan a que el agente que esta madrugada resultó herido en el cuartel de la localidad navarra de Leitza, en el noreste del país, supuestamente tras un tiroteo con miembros de ETA, podría haber fingido el ataque.
Según aseguran varios medios de comunicación, los investigadores constataron que la munición que se encontró en el lugar donde ocurrieron los hechos es similiar a la que habitualmente emplea la Guardia Civil y no se corresponde con la que utiliza el grupo armado.
Además el artefacto que los guardias encontraron a 100 metros de la casa cuartel, y que se creía podría ser un lanzagranadas, es un tubo de PVC y no cuenta con ninguno de los dispositivos que normalmente componen esas armas.
Fuentes de la lucha antiterrorista informaron también que el disparo que el agente recibió en el brazo, motivo por el cual tuvo que ser operado, se efectuó a sólo un metro de distancia.
Además el otro tiro que se detectó en el chaleco antibalas a la altura del tórax no dejó en el cuerpo del guardia civil los hematomas que ese tipo de impactos suele producir.
Las autoridades españolas partían en un primer momento de que a las 03:30 horas (02:30 GMT) los miembros de la organización separatista vasca intentaban colocar un artefacto explosivo frente al cuartel “Casa Maxurrenea”, cuando el efectivo los sorprendió y les pidió su identificación, lo que habría desatado el tiroteo.