La Agencia Espacial EXA también tuvo su ‘offshore’

Uno de los proyectos de EXA fue el lanzamiento del satélite Pegaso, en abril del 2013, que luego colisionó. Foto: J. Flores, archivo / EL COMERCIO

Noviembre del 2007 fue un mes agitado para la naciente Agencia Espacial Civil Ecuatoriana (EXA). El organismo fue creado con el apoyo del Gobierno, luego de meses de contactos a todo nivel. Su artífice fue el astronauta Ronnie Nader, hoy director de Operaciones, que por años trabajó en el proyecto.
En medio de la agitación de esos días, una de las principales aspiraciones de EXA, además de su consolidación en el país, era tener impacto internacional. Especialmente desarrollar proyectos conjuntos con entidades de otros países, debido a que el campo de acción de una agencia espacial es global, según recuerda Carlos Álvarez, director de Comunicación de ese organismo.
Entonces, sus autoridades decidieron crear una empresa ‘offshore’ en un paraíso fiscal, específicamente en las Islas Vírgenes Británicas. La sugerencia legal llegó desde el estudio jurídico Coronel y Pérez, que los asesoraba. “Como recién estábamos formalizando las cosas dijimos bueno, de buena fe, vale la pena. Tenía sentido abrir una compañía (…) no había y no hay ninguna legislación acerca del tema de la industria espacial”.
Ese estudio se puso en contacto con los representantes del bufete Mossack Fonseca en Quito. El funcionario responsable del trámite fue Pablo P., quien inmediatamente empezó las gestiones con los representantes de su filial en Panamá. Eso consta en los correos electrónicos de la firma panameña, filtrados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación a los que este Diario tuvo acceso.
La constitución de la empresa era una prioridad para EXA y eso se evidencia en las comunicaciones. “No tengo todavía respuesta de esta compañía, no puede ser posible. Me habían ofrecido para el jueves o viernes de la semana pasada y ya era por segunda ocasión. Necesito que me envíes esa compañía lo antes posible”, indica un correo del 12 de noviembre.
Ese mismo día, los responsables de Mossack Fonseca encargados de las corporaciones en las Islas Vírgenes contestaron: “Acusamos recibo de su mensaje y extendemos nuestras disculpas por la demora. Hubo un error en el nombre de dicha sociedad en el Pacto Social, por lo que nuestra oficina de BVI procedió a hacer la corrección del documento”.
También se envió un acta de consentimiento, fechada 29 de octubre, para la creación de la compañía, que está firmada por Héctor Carrión Fiallos. En el documento, Carrión notificaba que “actuaría como director de la sociedad Ecuadorian Civilian Space Agency Esaa INC”. Los siguientes días se concretó la creación de la firma, que estaba gerenciada por Rubén Morales, según Álvarez, quien descartó que Carrión, quien es director ejecutivo de EXA, la hubiera dirigido.
La empresa se abrió con un capital de USD 1 000 y anualmente debía pagar USD 700 de mantenimiento. “De allí nos pedían que abriéramos una cuenta en Panamá y para eso se necesitarían algo así como USD 50 000, dinero que no teníamos”, recuerda Álvarez, quien asegura que la firma nunca se utilizó. “Aquí no hay ningún delito. Nunca tuvimos transacción, fue solo un mal consejo”.
En el 2010 dejaron de pagar el mantenimiento de la empresa y en el 2014 Mossack Fonseca la declaró inactiva.
Ante la consulta de este Diario, Nader dijo que no era el encargado de temas administrativos y direccionó la entrevista a Álvarez. También se pidió la versión de Carrión, quien no respondió nuestro correo.
En los últimos años, el proyecto emblemático de EXA fue la puesta en órbita de los satélites Pegaso y Krysaor, cuyo costo ascendió a USD 80 000. El Gobierno invirtió USD 700 000 en las pruebas de certificación y flete de los cohetes lanzados desde China y Rusia.