Redacción Esmeraldas
Con sus pertenencias al hombro, Jennifer Estupiñán y nueve familiares más iniciaron, la mañana de ayer, el retorno a su vivienda ubicada en Rioverde, en el norte de Esmeraldas. Esta familia fue a un albergue porque el aguaje del pasado 1 de enero afectó a su casa.
“Nada se compara con la casa propia”, aseguraba Estupiñán, mientras recogía de los cordeles la ropa de sus hermanos, que tendió en un aula de la Escuela 24 de Mayo. Ese lugar y el colegio se convirtieron en refugios de seis familias del cantón Rioverde.
La familia de Estupiñán fue la última en dejar el refugio temporal. Por el momento, la preocupación mayor es limpiar la capa de lodo que quedó en el piso de su vivienda ubicada frente al mar
Entre tanto, comenta preocupada que el arroz y el atún que les entregó el Municipio de Rioverde comienza a escasear.
En ese momento, un socorrista le alienta avisándole que hoy llegarán nuevas raciones.
Desde las 09:00 de ayer, seis voluntarios de la Secretaría de Prevención de Riesgos armaban fundas con los alimentos no perecibles, enviados por el Programa Aliméntate Ecuador. Una estrecha bodega, que se abrió en los bajos del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), se convirtió en la principal base de operaciones.
A pesar del intenso calor, Gladys Godoy, de 57 años, acomodaba las fundas con ocho productos.
10 libras de arroz, 1 de avena, 2 libras de azúcar, 1 de fideo, 1 libra de leche en polvo, 1 kilo de fréjol, dos latas de atún y una lata de sardinas. “Tenemos que armar 168 raciones”.
La entrega de las raciones está prevista para hoy, entre las 127 personas de los cantones Rioverde, Eloy Alfaro y Esmeraldas.
En la distribución de los alimentos colaborarán las Fuerzas Armadas. Ellos tienen facilidad de llegar con sus vehículos, por ejemplo, a la isla de Limones (Eloy Alfaro), en donde 12 familias permanecen en albergues.
Ayer, un equipo integrado por técnicos de la Secretaría de Prevención de Riesgos y las autoridades locales visitaron el cantón Muisne. El propósito fue evaluar los daños en esta localidad del sur de la provincia de Esmeraldas. El martes, cinco sectores de esta localidad se inundaron.
Al mediodía, Jennifer Estupiñán barría el piso de su casa con la esperanza de que el mar, a 100 metros de su vivienda, no vuelva a filtrarse por la infraestructura. Pero nadie puede garantizar eso. Más aún, luego de que se conoció que los oleajes pueden extenderse hasta mayo.