En San Agustín de Callo, los niños juegan al gato y al ratón, antes de recibir información preventiva sobre el volcán. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Los niños no sabían que dentro de esa montaña alta e imponente, que miraban cada día por la mañana al levantarse para ir a la escuela, había lava.
El Cotopaxi era parte de su paisaje cotidiano, en los días sin nubes. A sus faldas llevaban a pastar a sus vacas y era donde jugaban a las escondidas.
Pero ahora su idea del Cotopaxi es diferente. Cuando Franklin Toaquisa, de 10 años, piensa en el coloso; su primera imagen es con una columna alta de ceniza o gases saliendo de su cono. Otros como Kléver Toapanta, de 10 años, incluso lo imaginan erupcionando, lanzando rocas, lava y generando lahares.
Si eso llega a pasar, lo importante es mantener la calma, dice Viviana Pinos, de 9 años.
Ella sabe que la desesperación puede causar accidentes o incluso comprometer la vida de las personas a su alrededor.
Lo aprendió en su escuela San José La Salle, de Latacunga, y también en la Internet, que se ha convertido en la fuente para conocer sobre el proceso eruptivo de un volcán.
Ahí encuentra videos, infografías y noticias relacionadas con su actividad. Cada vez que descubre un dato nuevo se lo comenta a sus amigas.
Por estos días, el tema de conversación ha sido el tiempo que tardará el Cotopaxi para erupcionar. “Mis amigas dicen que el volcán solo resistirá hasta enero. Algunos también que erupcionará antes o después de la Navidad. Yo les digo que no se dejen llevar de rumores. Que vean las noticias”.
Katherine Taipe, de 13 años, de a poco ha perdido el miedo por el volcán. Se asustó cuando tuvo que salir con su familia de Lasso, en agosto pasado, por la caída de ceniza. Entonces le preocupaba dejar a su suerte a los animales y mascotas. Con el tiempo ha aprendido que es mejor hacerse amigo del volcán; aprender a convivir con él y no dejarse llevar de noticias falsas. “El día de la evacuación dijeron que personas fallecieron y todo fue
una mentira”.
Combatir los rumores ha sido parte de las preocupaciones de las autoridades de La Salle. Héctor Zambrano, inspector, dice que se han logrado enfrentar con información.
Hace dos semanas -recuerda- dos padres de familia llegaron luego de que el cielo se oscureció. Pensaron que se trataba de una columna de ceniza, pero eran solo las nubes que anunciaban lluvia.
Zambrano llamó al ECU-911 para tener una versión oficial y tranquilizar a los padres.
Además, les recordó que la escuela está en zona segura. Eso ha hecho incluso que más estudiantes busquen un cupo en la institución. El año pasado había 1 150 y ahora hay 1 600 pequeños. Su plan ante una erupción se enfoca en una evacuación interna.
Con los más pequeños, los profesores ensayan cánticos alegres y religiosos para que mantengan la calma. En el patio hacen rondas que les permiten verificar que todos tengan sus máscaras contra la ceniza y que estén todos los niños registrados en la lista.
Pablo Morillo, coordinador zonal de la Secretaría Nacional de Riesgos en Cotopaxi, dice que hay unos 32 000 infantes y adolescentes en zona de riesgo por lahares, en 44 centros de educación, desde inicial hasta el bachillerato.
Con ellos se trabaja en varios frentes. Tanto en las aulas, con información sobre los planes de evacuación, riesgos de la amenaza -según cada caso- así como en los barrios.
Desde que se conoció de la emergencia se realizan sesiones de cine y también presentaciones de obras con títeres. Los niños no dejan de ir a las convocatorias. Se divierten y al mismo tiempo se familiarizan con la naturaleza del volcán y su proceso eruptivo.
Las promotoras del proyecto Erradicación del Trabajo Infantil (ETI) también hacen su parte. Tras la activación del Cotopaxi aprovechan los espacios de talleres con los niños para realizar actividades lúdicas y difundir información preventiva. Es una acción complementaria. El jueves pasado invitaron a unos 75 pequeños a jugar al gato y al ratón, en San Agustín de Callo.
Les permite distensionarse, entretenerse y dejar de pensar en las evacuaciones, la caída de ceniza o la lava. Kléver Toapanta, de 10 años, fue uno de los más rápidos en el juego. Luego de atrapar a sus amigos ayudó a repartir cartillas informativas del volcán. “Una erupción puede darse en cualquier momento y es mejor estar preparados”.
No olvide
*Elabore un plan familiar donde se definan claramente las zonas seguras cercanas a la residencia, rutas, tiempos para evacuar y medios para comunicarse entre sí.
*Durante la caída de ceniza se debe constatar que las cañerías del agua lluvia no estén selladas, con el fin de evitar taponamientos. Trate de limpiar la ceniza sin agua.
*Ante anuncio de lahares esté atento a las alertas emitidas por fuentes oficiales y las zonas de afectación. Evacúe a sitios seguros y lleve la mochila de emergencia.
*Los niños y personas vulnerables deben portar un carné de identificación, con sus nombres, contactos e instrucciones médicas si toma medicina.
En contexto
Desde el 2010, a través de un acuerdo ministerial, se implementó la política de gestión de riesgo para el sector educativo. En todas las escuelas se realizan simulacros periódicos y se da información a padres y alumnos para saber qué hacer en caso de erupción.