El Acueducto La Esperanza, en Manabí, está subutilizado

El Acueducto fue pensado para abastecer de agua a Manta, Montecristi y Jaramijó. Foto: EL COMERCIO

El Acueducto fue pensado para abastecer de agua a Manta, Montecristi y Jaramijó. Foto: EL COMERCIO

El Acueducto fue pensado para abastecer de agua a Manta, Montecristi y Jaramijó. Foto: EL COMERCIO

El Acueducto La Esperanza es una de las obras donde oficialmente se sabe que hubo pagos ilícitos de Odebrecht. Hasta el 8 de septiembre del 2016, el valor de ese proyecto alcanzó los 279,5 millones.

Ese día se firmó la octava orden de trabajo entre la empresa Refinería del Pacífico y la constructora, por un monto de USD 1,2 millones.

Tres años antes, el 23 de septiembre del 2013, Birmarck Andrade, en representación de la Refinería, y Claudemir Simöes dos Passos y Thiago de Paulo Ribeiro, apoderados de Odebrecht, suscribieron el contrato principal de esa obra.

En julio de ese año, la Comisión Técnica, creada para analizar las ofertas, resolvió, por unanimidad, adjudicar el con­trato inicial a Odebrecht, por un monto de USD 259, 9 millones, sin incluir IVA.

La constructora obtuvo un puntaje de 99,41 en el proceso de licitación. Fue la mejor evaluada en aspectos como los índices financieros, experiencia general y específica, metodología y en su oferta económica.

A las otras cuatro firmas que concursaron se las descalificó por decisión unánime de la Comisión, debido a que “incumplieron” los requisitos.

Este proyecto fue pensado como una solución a la escasez de agua de Manta, Montecristi y Jaramijó (Manabí). Según los planos, el acueducto conecta la represa La Esperanza, ubicada en la población Quiroga, en el cantón Bolívar, con la Refinería del Pacífico (RDP), situada en una zona rural de Manta.

Esta obra empezó a operar en diciembre del 2016, para el transporte de 48 000 metros cúbicos de agua cruda al día.

Para conocer la situación actual del proyecto, EL COMERCIO visitó los municipios que, según se dijo, se beneficiarían.

Se constató que, por ahora, el acueducto está subutilizado, debido a que Jaramijó y Montecristi aún construyen sus plantas potabilizadoras para aprovechar el agua del canal.

La Refinería del Pacífico aseguró que en el 2016 firmó un convenio con los cabildos, para que estos construyeran la infraestructura necesaria para potabilizar el agua que suministra La Esperanza.

Según el acuerdo, los alcaldes debían poner en marcha estas obras hasta el 30 de septiembre del 2016, pero eso no ha ocurrido. Los municipios informaron que la búsqueda del financiamiento, los estudios y las pruebas han influido en los retrasos.

En el 2017, solo Manta utiliza 25 000 de los 30 000 metros cúbicos de agua que se comprometió a entregar la RDP. Esto significa que La Esperanza está operando solo al 52% de su capacidad total.

Mientras tanto, en Jaramijó, sus habitantes dicen que ya no es novedad que el servicio de agua sea deficiente.

Mariano González vive en la avenida Naval y comenta que es un problema de años, pero que se siente con mayor fuerza desde el 2011, por la antigüedad de las tuberías que causan fisuras en las líneas principales.

Cuando ocurren esos daños, el líquido llega de manera intermitente por 15 días. Este año, por ejemplo, se siente el mayor desabastecimiento desde hace un mes. Los moradores suelen colocar recipientes en los exteriores de sus casas, a la espera de la llegada del camión, que les vende en USD 2 un tanque cargado del líquido.

Hace una semana, los habitantes de Jaramijó esperaban la noche para celebrar las fiestas de San Pedro y San Pablo. Ese día tampoco hubo agua y algunos moradores recordaron los ofrecimientos de las autori­dades de la Alcaldía, que les prometieron solucionar la escasez una vez que se inau­gurase La Esperanza.

El alcalde de ese cantón, Bawer Bailón, dice que desde junio pasado se inició la construcción de la planta potabilizadora. “Se están levantado losas, el tanque de reserva de
2 500 metros cúbicos, el edificio administrativo y la planta modular compacta que tiene un 25% de avance”, detalló.
Se espera que en noviembre empiece a operar el proyecto, que se financió con un préstamo del USD 2,3 millones del Banco del Estado.

Montecristi, en cambio, ya tiene lista su planta de tratamiento denominada El Centinela, y las pruebas para verificar su funcionamiento empezaron el pasado 28 de julio.

El jefe de Departamento de Agua Potable de ese Cabildo, Hugo Mero, indicó que una vez superadas todas las pruebas se espera poner en funcionamiento la planta, en septiembre. Esta obra se financió con un préstamo del Banco de Desarrollo, por USD 2 034 200.

Suplementos digitales