Nuevas actividades estimulan el cerebro de los niños

Carlos Saá, entrenador del Club Okinawa, realiza ejercicios de karate con niños.

Carlos Saá, entrenador del Club Okinawa, realiza ejercicios de karate con niños.

Carlos Saá, entrenador del Club Okinawa, realiza ejercicios de karate con niños. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO

Cuando Matías practica ciclismo, su rostro se ilumina, sonríe y luce concentrado. A Julián le pasa lo mismo cuando empieza su clase de karate. En vacaciones, estos niños de 4 y 6 años le darán más tiempo a estas actividades que generan emoción, alegría y que además estimulan a sus cerebros.

Involucrar al niño y adolescente en actividades nuevas es esencial para su desarrollo cerebral, en especial, si se los vincula a aquellas que incluyen movimiento como los deportes. La natación, el karate, el ciclismo, el atletismo, la gimnasia o el fútbol están en la lista.

Si desde pequeños se practica estas opciones hay un mejor desempeño cerebral. Lo detalla el médico Patricio Abad Herrera. Es el jefe del Servicio de Neurología del Hospital Metropolitano de Quito.

El deporte -señala el galeno- permite que el cerebro se amplíe y produzca sustancias como ladopamina, que generan placer y motivación; la serotonina, que mejora el estado de ánimo; y la endorfina, que provoca gran felicidad.

“Al recibir ciertos estímulos, las conexiones del cerebro se expanden y se produce la neurogénesis o nacimiento de nuevas neuronas”.

Si no se realiza ninguna actividad, el cerebro, que pesa 1,5 kilos, empieza a encogerse y a perder su capacidad de retentiva (memoria). Lo mismo ocurre con las conexiones neuronales, que son las encargadas de recibir, procesar y transmitir información de este órgano al cuerpo.

Karla López tiene 30 años y es madre de Matías, de 4. Ella motivó a su pequeño a practicar BMX, un deporte que incluye acrobacias y movimiento en la bicicleta. “Le encanta”, relata la joven profesional.

Ella y su pequeño esperan con ansias el inicio de las vacaciones -desde el 6 de julio hasta el 1 de septiembre- para dedicarse más al ciclismo. Adicionalmente practicará Kung-fu.

Artes marciales como el karate fortalecen la motricidad gruesa, la concentración y la disciplina, explica Carlos Saá. Es entrenador en el Club de karate Okinawa, que cuenta con dos sedes en Quito.

“Este tipo de deporte genera un equilibrio y confianza en el niño o adolescente”.

Con el karategui blanco y un cinturón verde, Julián practica algunos pasos del kata en el centro del ‘dojo’ (espacio de entrenamiento). Lo hace con concentración y destreza.

Desde las gradas su padre Omar Alarcón, de 40, lo observa y recuerda que su pequeño no lograba concentrarse en una actividad fija. Además, tenía mucha energía. “No lograba controlar sus acciones”.

Desde que comenzó con el karate está más tranquilo y disciplinado, por lo que en estas vacaciones espera practicar más: seis días por semana.

El karate también le ha ayudado a mejorar sus calificaciones en la escuela. “Retiene más información”, dice Omar.

La psicóloga Adriana Oñate reconoce que la idea de vincularse a una actividad nueva es que las conexiones cerebrales funcionen con mayor rapidez, haya una mejor retención o se potencie la memoria.

En estas vacaciones para los chicos de régimen Sierra Amazonía se oferta todo tipo de talleres vacacionales.

Nutrichef abrió el taller de gastronomía para niños y adolescentes entre 5 y 18 años. Con esta alternativa, los asistentes fortalecerán su motricidad y habilidades blandas como la capacidad de liderazgo, relaciones interpersonales o trabajo en equipo. Además, mejorará su actitud y destrezas.

A estas características se suman la motricidad fina o la coordinación de movimientos pequeños por los cortes delgados que hacen a los productos.

Uno de los problemas de las vacaciones es el uso o abuso de la tecnología. Para Abad, los padres deberán controlar el tiempo que los niños pasen frente a computadoras, teléfonos o tabletas, en verano.

El motivo: el exceso de tecnología puede afectar al cerebro, ya que este órgano absorbe cualquier estímulo que le cause placer. Si se lo corta, empieza la ansiedad y se da un efecto contrario, señala el jefe de Neurología. “Por eso hay niños que solo se calman cuando están frente a esos aparatos”.

Ante ello, el galeno acota que “nunca hay que jubilar al cerebro”, que es un órgano que requiere de actividades diversas como viajes, ver películas, leer libros o experimentar nuevas sensaciones. El objetivo será que el cerebro se expanda.

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