La demanda bajó en las canteras de Píntag

En la cantera de la familia Vaquero, solo habían dos volquetas cargando material pétreo. En el día se atendió a 10 clientes. Foto:  Galo Paguay/ EL COMERCIO.

En la cantera de la familia Vaquero, solo habían dos volquetas cargando material pétreo. En el día se atendió a 10 clientes. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.

En la cantera de la familia Vaquero, solo habían dos volquetas cargando material pétreo. En el día se atendió a 10 clientes. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.

Los altos costos, los controles vehiculares y las malas condiciones de la vía son algunos de los problemas que se registran en las canteras de la parroquia de Píntag, en el suroriente del Distrito. En este sector hay seis minas. De estas se extraen: polvo, piedra, base y demás.

Diariamente, a este lugar acuden unas 150 volquetas sencillas o ‘mulas’ para llevar material hacia las construcciones. Los conductores tienen una sola vía para acceder a las canteras. Es la General Píntag.

Esta calle va desde el sector de Jerusalem hasta Berrepamba. Es asfaltada pero tiene baches y varios rompevelocidades que impiden la circulación normal de los automotores.
Manuel Suntaxi, quien conduce un camión, asegura que es complicado manejar en estas condiciones. “La vía está muy deteriorada y es un riesgo para nosotros y los habitantes”.
Sin embargo no tiene otra alternativa, ya que es su fuente de ingresos y le queda más cerca a su sitio de trabajo en Sangolquí, capital del cantón Rumiñahui.

A esto se suma que a la altura del barrio San Fernando, la Junta Parroquial edificó una especie de peaje. Se lo conoce como control pétreo. Este regula el paso de los automotores de carga. Los conductores deben pagar entre USD 3 y 5 por cruzarlo. Todo depende si es un camión mediano o grande.

Saulo Vaquero, propietario de una de las canteras, relata que estos dos aspectos complican su venta. “Los constructores prefieren gastar menos en la compra de materiales e ir más rápido, por lo que se van a otras canteras. Pese a que el material de sectores como San Antonio no es de buena calidad”.

El de Píntag ha pasado las pruebas. Por ejemplo, “el desgaste de nuestro material es del 14%. Mientras que el de San Antonio alcanza el 46%”. Explica que esta medición da cuenta de la resistencia que puede tener una construcción.

En esto coincide Mario Taco, arquitecto de Arkitak. El material que se utilice en la construcción de viviendas y otras edificaciones debe ser de óptima calidad, caso contrario la construcción será vulnerable, en caso de sismos.
Los costos del material son otro de los inconvenientes. Jenny Herrera, encargada de la mina Tendedor I, cuenta que el precio de la volqueta de 8 m³ alcanza los USD 48.

Mientras que el de las de San Antonio llega a los USD 44. Por lo que los clientes prefieren ir allá por los costos, afirmó.
Para ella, el control pétreo es otro problema para que la producción de la zona crezca. “Varios clientes muestran su molestia ante este cobro”.

Según Gabriel Noroña, presidente de la Junta Parroquial, se realizó esta obra para precautelar la seguridad de las moradores de barrios como San Alfonso, que tienen sus casas cerca de la vía. Con el dinero recaudado de esta actividad se realizaron varias obras, como la pavimentación de las calles de los diferentes barrios.

Con la apertura de las canteras de San Antonio, la labor en estas minas disminuyó. Desde el lunes, cada cantera de la zona recibió la visita de un promedio de 15 automotores, al día. Mientras duró el cierre acudieron unas 500 volquetas.

Esta situación generó incomodidad en las comunidades que viven cerca de la carretera. Varios de ellos denunciaron exceso de velocidad y daños en las infraestructuras de las casas. Isabel Pérez, pobladora, aseguró que se debe dar mantenimiento urgentemente a esa vía por seguridad de los habitantes. “No se puede esperar a que pase alguna desgracia para tomar medidas”.
Para esta mujer es imposible que se elimine la minería, porque hay personas que viven de esta actividad. Asegura que hay mujeres que ayudan a romper piedras en las canteras. “Un mayor control mejorará el panorama minero”.

En el momento, quienes trabajan en estas minas tienen confianza en que su situación mejore, ya que se ha constituido en una plaza de trabajo para varios pobladores del sector.

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