Galo Salazar muestra la chompa del equipo de fútbol en el que jugó. Foto: EL COMERCIO
Tiene apenas 12 años y ha sido operada 20 veces luego de que la mitad de su cuerpo fuera aplastada por las llantas traseras de un bus de servicio urbano, en noviembre del 2010.
Desde aquel año, la vida de Yahaira transcurre entre médicos, hospitales y costosos tratamientos. “Le reconstruyeron la zona genital, que estaba destruida. Aún le faltan tres operaciones”, dice Verónica Ortiz, de 35 años, madre de la niña.
Más de USD 100 000 se ha pagado en los gastos médicos de la menor, quien aún padece las secuelas del siniestro: tiene complicaciones en la zona intestinal, cojea al caminar y cuando cumpla 15 años tendrá que someterse a una nueva intervención en la columna…
Según datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el costo económico de los accidentes de tránsito a escala internacional es de USD 518 millones anuales.
La entidad ha comprobado que las repercusiones económicas sobre cada familia pueden causar endeudamiento excesivo e incluso “la reducción del consumo de alimentos”.
Así lo vivió la familia del exfutbolista profesional Galo Salazar, de 56 años, quien fue atropellado hace dos años en Carapungo, norte de Quito.
Sus parientes recuerdan que un taxi lo golpeó dos veces.
El segundo impacto lo arrojó contra el piso, él se rompió los huesos del cráneo.
Cada placa para reconstruir esa zona costó USD 5 000. También se fracturó el fémur de la pierna derecha y los clavos costaron más de USD 1 000.
Tras el incidente cojea y pierde la memoria con facilidad. Tiene 56 años y estas secuelas le impiden trabajar.
Lo único que recuerda es que se despertó en el hospital y vio a su madre que lo cuidaba. Por ese accidente, su familia se endeudó en casi USD 15 000 solo para pagar la recuperación.
Yahaira vive una historia similar, pues el dinero que gana su madre como empleada doméstica no le alcanza para los tratamientos. Tampoco tiene para costear las vitaminas que le recetó el doctor y ganar fortaleza con buena alimentación.
Ambos recurrieron a la fundación Centro de Apoyo a Víctimas de Tránsito (Cavat) para pedir ayuda. Ortiz reconoce que el apoyo de la organización le ayudó a su hija en los ocho meses posteriores al accidente. “Ella estuvo en silla de ruedas y perdió el año en la escuela por este accidente”.
El glúteo de la menor se reventó luego de que el bus le pasara por encima. Para cubrir ese problema, los doctores le injertaron músculo de la pantorrilla en esa zona del cuerpo.
“Nos costó mucho ayudarla. Tocamos puertas en hospitales y médicos operaron a Yahaira de forma gratuita”, cuenta Polo Paredes, titular de Cavat.
En el país, el número de lesionados por siniestros viales tiene variación, según datos de la Agencia Nacional de Tránsito. En los cuatro primeros meses del año pasado hubo
1 647, en el mismo período del 2014 se reportaron 2 619.
¿Cómo se atiende a esas personas? En Ecuador existe el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), el cual cubre hasta por USD 3 000 los gastos médicos, funerarios, muertes, transporte e invalidez de las víctimas de accidentes.
Sentado junto a una mesa de madera en las oficinas de Corposoat, el gerente de la entidad, Patricio Salas, accede a dialogar sobre la cobertura de ese servicio en el país. “De las reclamaciones presentadas al SOAT, el 90% de las mismas han sido por montos inferiores al límite de la cobertura”.
Eso quiere decir que casi todos quienes reclamaron la cobertura del SOAT tuvieron heridas leves como contusiones.
En el caso de Yahaira, cuando los gastos sobrepasaron los USD 3 000, el dueño del autobús pagó la deuda del hospital.
La menor no quiere recordar lo que vivió, pero a su madre se le humedecen los ojos al rememorar cómo su hija gritaba por las heridas. Tenía fracturas en la pelvis y la cadera.
Galo Salazar, en cambio, permaneció varios días en cama. Los dolores de cabeza eran intensos y dejó de padecerlos luego de que le colocaran las placas de platino.
Los gastos por accidentes varían de acuerdo con la gravedad. Datos levantados por Cavat en los centros asistenciales del país refieren que las placas y clavos para curar fracturas pueden valer hasta USD 5 000. La operación por rotura de cuello puede costar USD 20 000.
La madre de Yahaira dice que su niña tiene complicaciones. Recalca que debe ser sometida a una operación de columna cuando cumpla 15 años, si la cirugía no sale bien, la menor podría dejar de caminar. Dice que lo único que le queda es pedirle a Dios que las cosas salgan bien y rezar todos los días hasta cuando llegue el día de la intervención en el hospital…
En contexto
En Ecuador, la principal causa de los siniestros viales es la impericia e imprudencia de los conductores. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el costo económico de los accidentes de tránsito supera los USD 500 millones
a escala global.