Ligia Núñez, esposa del sargento Henry Toapanta, uno de los heridos en la aeronave que se accidentó en el Oriente el 27 de enero de 2015. Foto: EL COMERCIO
Una amiga le dijo a Ligia Núñez, esposa del sargento Henry Toapanta, que una aeronave se accidentó en el Oriente, cerca de las 13:00, del 27 de enero de 2015. Tres horas antes, Núñez recibió una llamada de su marido, en la cual le decía que pronto llegaría a su casa a Guayaquil a bordo de un helicóptero Dhruv desde una zona la Amazonía.
“Yo presentía que algo no estaba bien y asumí que el incidente del que me comentaron tenía que ver con mi marido”, cuenta esta madre de familia.
Núñez relata que los jefes de Toapanta le confirmaron que su marido y tres personas más tripulaban un helicóptero siniestrado, en Tena, provincia de Napo.
“Lo primero que me dijo mi esposo cuando subí a la ambulancia fue que no sentía las piernas (…)”, asegura Núñez.
La cónyuge señala que el sargento sufrió la fisura de una vértebra de la columna. “Esta vértebra se desplazó y aplastó su médula”. Ahora están en revisión médica.
Según Núñez, los galenos que atienden al militar mencionaron que hay pocas probabilidades de que Toapanta recupere la movilidad de sus piernas.
Sin embargo, su esposa tiene la esperanza de que un tratamiento en el exterior permita que Toapanta vuelva a caminar.
Luego de los hechos, el ministro de Defensa, Fernando Cordero, visitó a las cuatro víctimas y les aseguró que el Gobierno los “ apoyará moral y económicamente”.
Los familiares de Toapanta señalaron que él servía desde hace aproximadamente 14 años a la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).
“Solo quiero que sean conscientes que son cuatro helicópteros los que se cayeron. Exactamente hace un año se murió un compañero de promoción de mi esposo en un accidente en una de estas naves”, asegura la esposa del sargento.
Técnicos de la compañía india HAL, fabricantes de las aeronaves, determinaron que el helicóptero accidentado presentaba parámetros de funcionamiento satisfactorios, según un comunicado emitido por el Ministerio de Defensa.
Cordero sostuvo que antes de que la nave siniestrada emprendiera el vuelo fue analizada por personal de la empresa fabricante de los helicópteros. Ellos “autorizaron que venga a Guayaquil. No fue una orden arbitraria”. Sin embargo, sostiene que esta decisión también está sometida a investigaciones.
Un familiar de Toapanta, quien prefirió guardar su identidad, sostiene que el sargento fue el último en salir del helicóptero.
“Dice que que él (militar) sintió un golpe muy fuerte en la espalda, tan solo segundos después de que la nave despegara. Desde ese momento ya no se pudo mover y salir por su cuenta. Uno de sus compañeros lo sacó de la nave”.
Cordero aseguró que se conformaron dos Juntas Investigadoras para definir las causas de los dos últimos accidentes, suscitados el 17 y el 27 de enero de este año.
“El 23 de febrero se llevará la caja negra del tercer avión siniestrado a Estados Unidos”, sostuvo Cordero, precisando que “aproximadamente después de 60 días” se obtendrían resultados de estos análisis.