La Academia Diplomática vuelve en mayo

Entre la 6 de Diciembre y Whymper, en el norte de Quito, tenía su sede. Las instalaciones son ocupadas por una entidad mexicana. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

Entre la 6 de Diciembre y Whymper, en el norte de Quito, tenía su sede. Las instalaciones son ocupadas por una entidad mexicana. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

Entre la 6 de Diciembre y Whymper, en el norte de Quito, tenía su sede. Las instalaciones son ocupadas por una entidad mexicana. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

Las mismas funciones de las escuelas de militares o policías cumple la Academia Diplomática para la preparación de los funcionarios del servicio exterior del país.Un embajador equivale a un general; un ministro consejero, a un coronel. A quienes empiezan esta carrera no se los llama cadetes, sino terceros secretarios.

En eso concuerdan Catalina Barreiro, quien se preparó en sus aulas en 1999, y el embajador de carrera Francisco Proaño Arandi, que llegó a ser parte de los tribunales de admisión para los nuevos estudiantes de esta institución cuando se creó, hace más de tres décadas.

Barreiro llegó a desempeñarse como secretaria del grupo de alto nivel de temas fronterizos en la Presidencia de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), y ahora es vicerrectora del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN). Ella reconoce que en los últimos 10 años al servicio exterior se incorporaron terceros secretarios “que no tenían las capacidades y tampoco se les brindó las experticias” necesarias para su desempeño.

Fue el 10 de febrero de 2011 cuando el entonces presidente, Rafael Correa, dispuso que las atribuciones de la Academia Diplomática del Ecuador, fundada en 1987, pasaran al IAEN, con el nombre de Escuela de Relaciones Internacionales José Peralta.

La decisión la tomó casi tres años después de que la excanciller, María Isabel Salvador, firmara un convenio con este mismo Instituto para que se encargara de desarrollar el programa de posgrados para esa Cartera de Estado.

Barreiro cree que esa estrategia no dio los resultados esperados para el Ejecutivo, pues “se dio mayor énfasis a la formación académica que a la formación profesional”.

Dijo que de los 180 estudiantes que han cursado en este tiempo, entre 50 y 60 “no han logrado culminar su titulación”. El costo de las capacitaciones ha sido por cuenta del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana.

“La diplomacia es una carrera que se adquiere a través de la experiencia”, insiste Barreiro.

De allí que justifica que el presidente Lenín Moreno, el 21 de diciembre anterior, suscribiera un Decreto para reactivar la Academia Diplomática, como una unidad adscrita a la Cancillería ecuatoriana.

El embajador de carrera Alejandro Suárez espera que hasta este lunes (21 de enero del 2019), el Ministerio de Trabajo entregue un informe favorable a la Cancillería para la estructura administrativa que tendrá esa unidad.

Suárez, quien dirige el proyecto, explica que se requiere de 10 personas. Pero aclara que no se trata de nuevas contrataciones sino de trasladar a funcionarios hacia unidades como las direcciones de estudios y de investigación que tendrá la renovada Academia.

Al mismo tiempo se adelantan gestiones con el Fondo de Cultura Económica de México, para recuperar el inmueble que le fue entregado en comodato, en 2011, por el Gobierno.

Se trata de la casa del expresidente Galo Plaza Lasso, que está ubicada en el sector de La Mariscal, en el centro-norte de Quito. Allí tenía su sede la Academia desde el 2004.

La meta es que esta institución vuelva a funcionar desde mayo próximo. Para entonces, la Cancillería deberá llamar a un concurso para terceros secretarios del servicio exterior.

Suárez aclara que las puertas serán abiertas para todas las personas interesadas en las relaciones exteriores, pero que deberán contar con un título de tercer nivel.

Por lo general, quienes más se interesan en esta área son los profesionales con carreras afines a las ciencias sociales y relaciones internacionales, pero también pueden acceder ingenieros o arquitectos.

En el servicio exterior, las necesidades siguen siendo las mismas: abrir mercados, tener buenas relaciones regionales y hemisféricas, poder promover cooperación, temas de seguridad, explica Barreiro.

Sin embargo, Proaño Arandi matiza que los desafíos que deben enfrentar han variado, debido a temas como la globalización, o problemas como el cambio climático, la migración masiva de personas y la lucha contra el narcotráfico.

Desde su creación, de acuerdo con datos oficiales, la Academia preparó a 14 promociones, unos 200 funcionarios del servicio exterior del país.

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