Abra los ojos y cuestione al amor

 El ser humano es parte de una sociedad con una cantidad enorme de contradicciones y conflictos. Es un mundo muy difícil de vivir, marcado por injusticias, inequidades pero sobre todo por incertidumbres, que llegan hasta los rincones más recónditos del ser humano.

En medio de este ambiente, el sociólogo Hernán Reyes piensa que el propio sistema ha ido marcando una nueva verdad, una verdad importante conocida como sexo y amor. En el planeta se está vendiendo la idea de que el amor real y la sexualidad son las dos únicas cosas que le quedan al ser humano, porque el resto está sujeto a pérdida, a riesgo, a incertidumbre.

“Eso hace que la gente esté tan obsesionada por ello, porque en el fondo se siente sola”.

Entonces, surge la idea de ver al amor como algo infinito y por eso la gente quiere llenar ese vacío que tiene con el otro. Sin embargo, en el tema de la sexualidad, el ser humano se queda solo en el plano de la materialidad y no entiende que debe ir más allá de lo físico, porque la sexualidad implica más que un cuerpo, como dice Reyes, es un cuerpo en comunicación, un cuerpo que se explica en compañía.

Y en este camino se han marcado estereotipos como, por ejemplo, el hecho de que los hombres pueden ser feos y las mujeres no. Y se han creado imágenes de mujeres con ojos claros, de nariz respingada, altas. Son los estereotipos que no nos dejan vivir. Si el hombre y la mujer no son capaces de dejar estas ideas, no podrán trascender y encontrar el camino.

El hecho es que el amor y el sexo se han vendido como si fueran la panacea actual. Sin embargo, la realidad demuestra que es uno de los vacíos más grandes que existen. Entonces, el momento en  que la gente no asume el amor con defectos y virtudes, surgen actitudes extremas. Y se presentan personas obsesionadas con la pornografía, que intentan llenar ese vacío a través de ella. Sin embargo, según Reyes, esta situación carece de una relación personal y real. Y se confunde el amor, cuando las personas creen que la vida es amar a un perro, al trabajo, al carro.

El problema está en que la gente ha reducido al amor a un asunto cerrado, en el que piensa que no existen riesgos. Reyes cree que el amor y la sexualidad son dos terrenos donde siempre el riesgo va a estar presente pero donde la entrega de la persona tiene finalmente que ser real, pero al mismo tiempo enmarcada en la superación de estos traumas sociales, estereotipos que en lugar de posibilitarnos  nuestra apertura a los demás, lo que hacen es encerrarnos en nosotros mismos y en nuestros propios miedos.

Además, la gente debe comprender que la relación amorosa es una relación política, una relación en donde alguien es tirano, porque el uno gobierna al otro. No hay igualdad. 

El hecho es que estamos en una sociedad de consumo, donde el sujeto se usa y se descarta. No hay solidez en las relaciones, por la búsqueda del placer por sobre todo lo demás, según la psicoterapeuta Gissela Echeverría. “Hay temor al compromiso. Las personas atraviesan por sucesivas relaciones con sucesivas pérdidas, que llevan a la soledad, al aislamiento, a la depresión”.

Echeverría piensa que el amor está en crisis. Cada vez hay más divorcios, las relaciones no perduran. “Esa fragilidad causa sufrimiento, hombres y mujeres conviven entre la idea de encontrar el amor perfecto y la cruda realidad que plantea un matrimonio o una relación que nos deja con una gran insatisfacción,  porque somos seres humanos imperfectos que no podemos llenar todos los requerimientos y las demandas del otro para convertirnos en el todo”.

Por eso, la idea es primero tener en claro qué tipo de relación quiere para su vida y con qué tipo de persona. Si alguien tiene como referente  al engaño, a la traición y al maltrato, eso es lo que va a conseguir. En cambio, si tiene un referente diferente, ya tiene la capacidad de comparar y podrá  elegir. Si no quiere seguir el primer patrón lo primordial es pensar y cuestionarse.

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