90 años de los scouts en el Ecuador

Redacción Sociedad

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Un silbato suena y los scouts (exploradores) se acercan presurosos a su dirigente de grupo. “¡Siempre listos!”, gritan, miran al frente y levantan su mano derecha. Ellos dicen estar atentos por si alguien necesita  su ayuda...

La disposición a  servir motiva a los exploradores ecuatorianos desde hace  90 años, cuando se formó el movimiento en el país. El 26 de marzo de 1920 se creó la Asociación Nacional de Scouts del Ecuador, reconocida por el Gobierno y afiliada a la oficina matriz de los Scout en Londres, donde nació el escultismo. Esta organización para jóvenes   está presente en al menos 160 países, con alrededor de 40 millones de miembros en  el planeta.

El espíritu comunitario que propuso el fundador de los scouts en 1907, en Inglaterra, también anima a los  ecuatorianos. Quien no conoce a Robert  Baden  Powell, el inspirador del movimiento,  no puede considerarse un scout.
 
“No solo sembramos arbolitos como todos piensan”,  aclara  de entrada Heidi Cepeda. “También hacemos talleres para evitar la explotación a niños, niñas y adolescentes; o proyectos con los hijos de los emigrantes”.

En el país existen 86 grupos, en 17 provincias. En total, 4 000 scouts se reúnen cada fin de semana para planear  proyectos. 

El sábado pasado, los muchachos de Mafeking, el grupo número 5, acudió a la Asociación de Scout en Quito, para pintar un mural y sembrar algunas plantas.

Álex Cuesta, de 17 años, asiste  a las reuniones de fin de semana  hace 10 años. “Es una forma de vida en la cual aprendes de todo. Si te quedas varado en alguna parte, sabes cómo sobrevivir”, explica.

Pero Ángel Sánchez, scout  jubilado de 63 años, opina que las cosas han cambiado por los avances de la tecnología. Él practica el escultismo desde los 11 años.  Es colombiano y vive en Ecuador hace tres décadas. Cuenta que las cosas eran más complicadas en sus tiempos de explorador.

“Antes teníamos que hacer los fogones, cocinábamos el arroz, se nos quemada la sopa...”, recuerda el hombre de barba desteñida. “Ahora los chicos llevan la carpa en el bolsillo. Antes las cargábamos  tres o cuatro personas”, continúa mientras luce el uniforme scout: una camisa con varias insignias, pañoleta y bermudas.

Él  fundó grupos en el país, pero ahora no pertenece a ninguno. Los scout de Quito lo buscan para que les relate sus experiencias. “Tengo muchos nietos”, señala a los jóvenes y niños de las patrullas. Por esa causa lo han bautizado como  ‘El abuelo scout’.

Al igual que Los Muchachos de Mafeking, el grupo 23 de San Carlos se reúne en el noroeste de Quito. Allí está Anita Pérez, quien empezó a los 14 años y ya lleva 17 años como scout. “Nuestra fortaleza son las familias”, dice mientras señala a los hermanos Yánez: Denisse, Lizeth, Vinicio y Valeria.
Lizeth regresa cada semana porque dice que en el grupo  ha encontrado  verdaderos amigos y hermanos. “Mostramos fuerza de voluntad, trabajo en equipo y hacemos nuevas amistades”.

La joven corre hacia su dirigente cuando la llama con el silbato. Solo un scout entiende bien el simbolismo de su saludo con la mano. El dedo pulgar cubre el meñique, lo cual significa que el grande protege al pequeño.

Los tres dedos restantes representan los principios scout: Dios, patria y hogar, y las tres virtudes de los exploradores: lealtad, pureza y abnegación.

Dos testimonios

Sixto DuránBallén Ex presidente
 
Con los scouts aprendí a ser disciplinado

Ingresé al grupo de los scouts cuando estuve en el Colegio San Gabriel, a los 13 años. Creo que fue de los primeros movimientos en el Ecuador. Estuve cinco años y después fui al exterior. Aprendí a ser disciplinado. En el grupo hacíamos toda una serie de ejercicios, gimnasia, paseos a pie. Salíamos mucho a hacer campamentos en diversas partes del país.

No había ninguna facilidad. Fuimos al oriente ecuatoriano cuando difícilmente se entraba a pie por senderos. Ahora, para conseguir condiciones similares tendrían que ir muy lejos. Cuando estuve de alcalde ayudé otorgando el sitio donde construyeron la Asociación (América y Mañosca, Quito).

Hugo Ferro Vocalista Chaucha K.

Ellos te inculcan cómo  ayudar a los demás  

Fui scout desde los 8 hasta  los 16 años. Quizá fue uno de los elementos más importantes de mi formación personal. El nivel de solidaridad y la ayuda a los demás que te inculcan los scouts   fue  de lo mejor que  aprendí en la vida. Tengo miles de anécdotas.

Me acuerdo de que una vez fuimos a las cascadas de Peguche y nuestro guía dijo que hagamos unas canaletas alrededor de la carpa, porque si llueve, todo se nos llena de agua. Yo, de vago, no lo hice. Justo esa noche cayó un aguacero  y me empapé. Desde ahí me quedó de lección que hay que hacer caso. Tengo presente la filosofía de Baden Powell, que dice “Trata de dejar el mundo mejor que como lo encontraste”.

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