Modesto Moreta, redactor
Se vistió de negro para asistir a la misa de las 07:00. Rosa Guerrero le pidió a su hijo, Bolívar Martínez, que la acompañara. Para esta ama de casa, madre de nueve hijos, abuela de 29 nietos y bisabuela de 28 bisnietos, el Martes Santo es muy especial. Ese día se realizó una misa y la procesión en honor al Señor del Buen Suceso, el patrono de Riobamba. “Apure mijito, nos vamos a atrazar a la eucaristía”. Tiene 76 años y antes de salir de su casa, ubicada en las calles Joaquín Chiriboga y Villarroel, cerca del mercado San Francisco, se santiguó. Caminó 10 cuadras para llegar puntual a la iglesia La Concepción, en el centro de la ciudad. Allí se encuentra la imagen que data de 1 650. Entró al templo y cientos de feligreses estaban sentados en las bancas. Viajaron desde Penipe, Chambo, Licto y otros cantones y parroquias de Chimborazo. Doña Rosita, como la conocen sus vecinos, se sentó en los graderíos, cerca del altar principal. “Desde los ocho años participo en la misa y en la procesión. Me duelen las rodillas, pero no importa. Asisto porque el Señor me ha dado una gran familia”.En la homilía saludó con sus familiares y amigos. Cantó y oró con los dedos entrelazados. Esperó más de 10 minutos para comulgar. Escuchó con atención. A las 08:15, la liturgia finalizó. Luego se fue al popular mercado San Francisco. Desayunó en el local de Rosa Orna, esposa de su hijo Bolívar. “Sírvase mamá, hoy hay chigüiles”. En Riobamba, este plato se sirve durante la Semana Santa. Es similar a una humita. Se prepara con harina de maíz y queso. Se los pone en la mesa envuelto en una hoja de choclo, con café. Sentada en un banquito de madera, Guerrero contó que hace ocho meses falleció su esposo Manuel Martínez, con quien estuvo casada 55 años. Murió por un ataque al corazón. Se enamoraron cuando tenían 18 años y se casaron 12 meses después.Ambos participaban en las ceremonias religiosas del Martes Santo. También planificaban viajes para asistir a las peregrinaciones en El Cisne, Las Lajas y El Quinche, principalmente. Al medio día almorzó en la casa de su hijo Ramón. Después participó en la procesión, que recorrió 40 cuadras del centro y que convocó a miles de devotos. Doña Rosita tiró pétalos de rosas al Señor del Buen Suceso y fue a la misa campal, en la Plaza Roja. Oró otra vez y cantó con mucha devoción. Regresó a su casa a las 20:00. Estaba feliz.